Tras la polémica por la instalación de las butacas del estadio y la modificación del contrato original entre la Municipalidad de Concepción y la empresa Claro Vicuña Valenzuela, a 10 meses de instalados los asientos, las autoridades explicaron que la situación es absolutamente normal y descartaron irregularidades.

El 25 de enero de este año, el municipio firmó una modificación de contrato con la empresa Claro Vicuña por la construcción del estadio Ester Roa Rebolledo, específicamente por las butacas que se instalaron en el recinto deportivo.

El documento fue firmado por el administrador municipal, Aldo Mardones, en su calidad de alcalde subrrogante; Carlos Molinare y Guillermo Rodríguez, contratistas de Claro Vicuña, en representación de la empresa, libelo que se firmó en una notaría de Santiago.

Desde la Municipalidad de Concepción, el alcalde Álvaro Ortiz se refirió de forma escueta a la situación.

Mientras que el abogado Francisco Santibáñez, relató que la modificación de contrato se debió a que -en primera instancia- se pidieron butacas que fueran resistentes al fuego y a los actos vandálicos. Sin embargo, este producto de alto estándar no existiría en el mercado, por lo que debió cambiarse el acuerdo entre las partes 10 meses después de instalados los asientos.

Para el intendente de la región del Bío Bío, Rodrigo Díaz, es absolutamente normal que los contratos cambien, ya que es la empresa la que tiene la facultad de pedir modificaciones a lo ya pactado.

Por su parte, el seremi del Deporte, Álvaro Miguieles, indicó que la repartición que dirige ya no tiene nada que ver con la situación administrativa del estadio Ester Roa y explicó que esa responsabilidad le corresponde al municipio y a Obras Públicas.

Recordemos que la Contraloría ordenó al municipio penquista exigir a Claro Vicuña Valenzuela que devuelva dinero o se cobren las boletas de garantía respectivas, por haber instalado otras butacas más baratas y no las especificadas en el contrato.