Los jefes de Estado y de gobierno de la Unión Europea (UE) no lograban avanzar este miércoles en una cumbre destinada resolver los complicados nombramientos de los más altos cargos del bloque.

“Puede que sólo haya una primera discusión y que las decisiones no se tomen hoy”, había advertido la canciller alemana Angela Merkel al llegar a la cumbre.

Varios mandatarios se habían pronunciado en el mismo sentido al llegar a Bruselas, estimando que debían ponerse de acuerdo sobre un “paquete” de nombramientos y que no había urgencia ya que el mandato de la actual Comisión termina el 30 de octubre.

Fuentes europeas ya evocaban el miércoles por la noche una nueva cumbre a fines de agosto para resolver la cuestión.

En liza está el cargo del jefe de la diplomacia europea, la presidencia del Consejo, que representa a los Estados miembros y la presidencia del Eurogrupo, que recaería en el actual ministro de Finanzas español, Luis De Guindos. Estos cargos forman parte del “paquete” que presentó Herman Van Rompuy, presidente del Consejo.

Desde la elección como presidente de la Comisión, el martes, del demócrata-cristiano Jean-Claude Juncker, la atribución del puesto de Alto Representante para los Asuntos Exteriores y la presidencia del Consejo está supeditada a un delicado equilibrio entre la derecha y la izquierda, los países del norte y los del sur, los del este y los del oeste así como entre hombres y mujeres.

Pero los mandatarios integraron además en sus cálculos la Comisión Europea, con el objetivo de obtener una cartera importante para sus países, lo que complica la tarea. Todo el rompecabezas pende de quién ocupará el cargo de jefe de la diplomacia.

En medio de la tensión internacional por la crisis en Ucrania, la situación entre Israel y la Franja de Gaza o las negociaciones con Irán por su programa nuclear, este puesto de alta exposición necesita de un candidato con un perfil de “personalidad respetada y experimentada”, según las características que señaló para el cargo el mismo Juncker.

Hay varios nombres que circulan para reemplazar a Ashton. El presidente del Consejo italiano de centro izquierda, Matteo Renzi, empuja a su propia ministra de Relaciones Exteriores, Federica Mogherini.

Pero los países Bálticos, así como Polonia, se oponen ya que consideran que la posición de Roma es favorable a Moscú. Italia y Alemania son dos países de la UE con estrechos vínculos económicos con Rusia.

La presidenta lituana, Dalia Grybauskaite, pidió este miércoles dos condiciones en el perfil del próximo jefe de la diplomacia: “neutralidad” y “experiencia en política exterior”.

Otro de los nombres que circulan para el cargo es el de la búlgara Kristalina Georgieva, de la derecha moderada, actual comisaria para Asuntos Humanitarios.

Georgieva cumple con algunos de los requisitos, en particular el de la experiencia, y tiene además la ventaja de ser oriunda de un país de Europa del Este, algo que se debe tener en cuenta a la hora de repartir las carteras de manera equilibrada.

La designación del reemplazo de Ashton influenciará el resto de los cargos, empezando por la presidencia del Consejo, ocupada hoy por el belga Heman Van Rompuy, pero también para el resto de las carteras de la próxima Comisión en donde los Estados miembros aspiran a obtener puestos de peso.

Si la jefatura de la diplomacia recae en una personalidad de la derecha, lógicamente la del Consejo iría para un socialdemócrata.

La primera ministra danesa, la socialdemócratra Helle Thorning-Schmidt, suena para presidir el Consejo. Su perfil lo avalan la conservadora Angela Merkel así como el británico David Cameron.

La cumbre debía comenzar a las 18:00 locales (13:00 horas en Chile), pero dada la falta de acuerdo, su inicio se pospuso hasta las 20H00. “Se necesitan más consultas”, indicó un fuente.