El poeta y dramaturgo irlandés William Butler Yeats, premio Nobel de Literatura (1923), fallecido en 1939, ¿fue realmente enterrado en su país o sus restos yacen en Francia? Este misterio, de más de siete décadas, recobró vigencia tras el reciente descubrimiento de documentos de la época.

Considerado uno de los mayores dramaturgos irlandeses, Yeats murió a los 73 años de edad, el 28 de enero de 1939 en el hotel Idéal Séjour de Roquebrune-Cap-Martin, comuna del departamento de Alpes Marítimos, ubicada sobre el Mediterráneo, cerca de la frontera con Italia.

Fue enterrado en una fosa común y sus restos no fueron exhumados hasta 1946, tras lo cual fueron colocados en un osario. Luego hubo que esperar hasta 1948 para que en un féretro fueran repatriados a Irlanda.

El cadáver fue entonces inhumado en Drumcliffe, en el noroeste de Irlanda, donde el poeta tenía familia.

Su tumba -en la cual está grabado uno de sus versos a manera de epitafio: “Observa la vida y la muerte con frialdad, jinete, no te detengas”- se ha convertido en un lugar de peregrinación al que acuden miles de personas todos los años.

Sin embargo, los restos de Yeats podrían nunca haber dejado Roquebrune-Cap-Martin y han resurgido las interrogantes en cuanto a su última morada tras el descubrimiento de documentos por parte de Daniel Paris, hijo de un connotado diplomático francés, en el cofre de un castillo familiar.

Encontrados en el fondo de un cofre

Al descubrir referencias al nombre del poeta, Paris decide en junio pasado entregar estos documentos a la embajada de Irlanda ante Francia, según la portavoz de la representación diplomática irlandesa.

A su vez, la embajada los transmitió al ministerio de Relaciones Exteriores francés, que los autentificó y los depositó en su Centro de archivos, accesible al público, ubicado en La Courneuve, cerca de París.

Entre estos escritos figura un informe de la investigación realizada por un funcionario de este mismo ministerio, en 1948, para determinar la factibilidad de repatriación de los restos de Yeats.

Este documento, publicado por el diario The Irish Times, señala que los restos del poeta depositados en el osario estaban “desordenadamente mezclados con otras osamentas”, y concluye que es “imposible restituir los restos completos y auténticos de Yeats”.

En estas condiciones, ¿los huesos sepultados en Drumcliffe son realmente los de Yeats? ¿Acaso yace un desconocido en la tumba del poeta?

“Corrresponde a los historiadores cotejar estos documentos con lo que ya se sabía, no a la embajada pronunciarse sobre su contenido”, declaró la portavoz.

“Su alma” está en Irlanda

Para la senadora irlandesa Susan O’Keefe, este descubrimiento confirma las dudas que durante años rodearon a la “provenencia de la osamenta”, pero no justificaría una exhumación.

“Si fuera por mí, no haría nada”, dice. “Para mí se encuentra en el lugar adecuado. Porque él quería estar aquí. Y, en cierta manera, su alma está aquí”, señala.

Yeats, uno de los cuatro laureados irlandeses con el Nobel de literatura, junto a Seamus Heaney, Samuel Beckett y George Bernard Shaw, es una verdadera leyenda en el condado de Sligo, donde se encuentra la comuna de Drumcliffe. Un club local de fútbol gaélico (deporte local, “emparentado” con el rugby y el fútbol, que se juega entre condados) adoptó el nombre de “Condado de Yeats”.

“Drumcliffe era el lugar donde él quería ser honrado”, explica Stella Mew, expresidente de la Yeats Society, que promueve la obra del escritor, lamentando que esta nueva polémica recrudezca precisamente en el 150º aniversario de su nacimiento. “Esto echa como una sombra”, reconoce.

En cambio, para otros estos documentos de época hacen a Yeats aún más interesante.

“Esto se vuelve más excitante, más internacional y misterioso”, se entusiasma la diseñadora Annie West, recordando los años en que trabajaba como guardiana en la iglesia de Drumcliffe.

“Me divertía deslizándome detrás de los turistas que venían a ver la tumba (de Yeats) para decirles: ‘¿Saben?, él realmente no está enterrado aquí’”.