Pakistán consideró este miércoles sin fundamento los temores de Estados Unidos y Gran Bretaña de que sus armas nucleares puedan caer en manos de extremistas musulmanes, dados a conocer por los cables diplomáticos revelados por el portal internet WikiLeaks.

El periódico británico The Guardian publicó el miércoles el extracto de un telegrama firmado en 2009 por la embajadora de Estados Unidos en Islamabad, Anne Patterson, donde asegura que “nuestra principal inquietud no es que un militante islamista pueda apropiarse de un artefacto (atómico) sino el riesgo de que alguien que trabaja en una instalación del gobierno de Pakistán pueda sacar progresivamente material nuclear para producir eventualmente un arma”.

“Sus temores están fuera de lugar y sin lugar a duda revelan una arrogancia, pues jamás ha habido ni un solo incidente en relación a nuestro combustible fisible, lo que demuestra que controlamos estrictamente” nuestras instalaciones, respondió a la AFP Absul Basit, portavoz del ministerio paquistaní de Relaciones Exteriores.

En estos últimos años, altos responsables occidentales, en especial estadounidenses, expresaron su preocupación por el riesgo en torno a las armas nucleares de la República Islámica de Pakistán, única potencia militar atómica del mundo musulmán.

En respuesta a estas inquietudes, Islamabad ha repetido en numerosas ocasiones que su arsenal nuclear se encuentra en total seguridad, según los protocolos internacionales, admitidos públicamente por altos representantes del gobierno de Estados Unidos.

“Es hora de que abandonen sus prejuicios respecto a Pakistán”, agregó Basit en relación a Gran Bretaña y Estados Unidos.

“Pese a una situación económica catastrófica, Pakistán sigue produciendo armas nucleares a un ritmo más elevado que los otros países en el mundo”, advertía en 2008 un telegrama de los servicios de información estadounidenses difundido por WikiLeaks.

Otro cable de la diplomacia de Estados Unidos revelado por WikiLeaks menciona los temores de Gran Bretaña y de Rusia: “Los islamistas no sólo buscan el poder en Pakistán sino que también quieren acceder al material nuclear”, según los responsable rusos citados en el documento.

“Entre 120.000 y 130.000 personas trabajan en los programas nuclear y de misiles de Pakistán (…), es imposible garantizar el 100% de su fiabilidad y de su lealtad”, agrega el telegrama.

Pakistán, aliado clave de Washington desde finales de 2001 en su “guerra contra el terrorismo”, paga un duro tributo por este apoyo. La insurrección de los talibanes, fieles a Al Qaida en el noroeste del país (en la frontera con Afganistán), lleva a cabo una campaña de atentados que ha causado más de 4.000 muertos en el país.