Luego de cinco años de trabajo de un grupo de productores de la región de Ñuble, con el apoyo de entidades públicas y privadas, el embutido más famoso del país obtuvo el reconocimiento.

Sus orígenes se remontan al siglo XIX en España. Sin embargo, con el pasar de las décadas, en Chile fue adquiriendo su propio sabor e identidad, hasta convertirse en uno de nuestros productos gastronómicos más populares y emblemáticos.

Se trata de la longaniza de Chillán, exquisita versión del tercer embutido más consumido en el país, que recientemente obtuvo su Denominación de Origen (DO).

Se trata de un sello distintivo otorgado por el Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inapi), mediante el registro de ciertos derechos industriales que permiten la valorización y la protección de aquellos productos chilenos que gozan de una alta vinculación local, a través de su identificación, posicionamiento y diferenciación.

Así, gracias al trabajo de un grupo de productores cecineros de la región de Ñuble, con el apoyo de instituciones públicas y privadas, lograron que la longaniza de Chillán ingresara a la lista de productos chilenos que hoy cuentan con este sello.

De esta manera, se reconoció la calidad y características propias de este producto, lo cual contribuye al patrimonio cultural y gastronómico chileno, y beneficia directamente al turismo y la economía local.

Cinco años de trabajo para obtener el reconocimiento

El proceso para obtener la DO de “Longaniza de Chillán” tomó más de cuatro años, implicó el cumplimiento de estrictos requisitos de producción, y contó con la participación tanto del sector público como del privado, destacando el apoyo otorgado por el Ministerio de Economía, Inapi e Inacap, a través de su Centro de Innovación Gastronómica y también de su Sede Chillán.

Además de cumplir con la vinculación entre el espacio geográfico y el producto, para la obtención de la DO se debe acreditar la presencia de factores naturales y humanos característicos del lugar de origen, como técnicas y tradiciones de elaboración específicas.

El alcalde de Chillán, Camilo Benavente, expresó -en un comunicado- que “estamos muy contentos porque continuamos avanzando como capital regional y resguardando nuestra riqueza, nuestro patrimonio”.

“Alcanzar la denominación de origen con nuestra longaniza es un paso gigante que tendrá un profundo impacto en términos económicos y culturales, pues estamos ratificando de manera legal la identificación que tenemos a nivel nacional e internacional con nuestro producto estrella”, añadió.

Mientras, el rector de Inacap, Lucas Palacios, afirmando que “para nosotros es un tremendo orgullo que, después de tanto trabajo y perseverancia, las gestiones que hicimos por apoyar a los cecineros de Chillán rindan frutos y los tenga hoy con una Denominación de Origen, que les abre más oportunidades y competitividad con un producto de origen certificado”.

Desde el 2012 que Inapi ha estado impulsando el programa Sello de Origen, en conjunto con el Ministerio de Economía, Fomento y Turismo, el cual contempla la entrega de cuatro sellos: Indicación Geográfica, Marca Colectiva, Marca de Certificación y Denominación de Origen.

La “Longaniza de Chillán” se suma así al listado de productos nacionales que han recibido esta Denominación de Origen, destacando entre ellos el Aceite de Oliva del Valle del Huasco, la Chicha de Curacaví, la Sal de Cahuil, la Alfarería de Pomaire o las Chupallas de Ninhue.