Una investigación del Instituto Federal de Investigación de Población (BIB), en Alemania, indica que el cuidado regular de los niños proporcionado por los abuelos puede aliviar la presión sobre los padres, pero puede tener algunos efectos negativos leves en la salud de los niños.
El estudio, publicado en publicada en Health Economics, se basó en datos de más de 11.000 niños y casi 9.000 padres en Alemania, utilizó la distancia geográfica entre las familias y los abuelos para identificar los efectos del cuidado regular de los abuelos.
Las madres informaron una mayor satisfacción con su tiempo libre y con las situaciones de cuidado infantil (un 11% y un 9%, respectivamente) cuando disponían de cuidado de los abuelos.
Los padres también mostraron un aumento del 19% en su satisfacción con el cuidado infantil. Sin embargo, algunos niños que recibían regularmente el cuidado de sus abuelos tendían a presentar un estado de salud general más precario, al menos según las medidas de salud disponibles para el análisis.
Esto fue más evidente entre los niños y los niños en edad escolar primaria, y podría reflejar diferencias en las rutinas y actividades diarias entre el cuidado proporcionado por los abuelos y el ofrecido en guarderías formales o centros extraescolares.
“Los hallazgos resaltan el papel central del cuidado de los abuelos en los acuerdos de cuidado de las familias y los beneficios significativos que proporciona a los padres de niños pequeños”, la autora correspondiente Elena Ziege, investigadora junior del Instituto Federal de Investigación de Población (BIB), en Wiesbaden, Alemania.
El punto crítico: la salud de los niños
El hallazgo más llamativo aparece al observar a los niños. De acuerdo con la investigación, los menores que reciben cuidado regular de sus abuelos presentan una peor evaluación de su salud general, según el reporte de sus propios padres.
Este efecto negativo es más marcado en niños en edad escolar, especialmente entre los 6 y 10 años, y se observa con mayor fuerza en varones que en niñas.
Si bien el estudio no profundiza en las causas exactas, los investigadores plantean algunas hipótesis. Entre ellas, que los abuelos podrían promover menos actividad física o rutinas menos estructuradas que las que ofrecen los colegios o centros de cuidado, o que los niños estén expuestos a demasiados cuidadores distintos en un mismo día, lo que podría generar estrés o desajustes.
No es una crítica a los abuelos, advierten los autores
Los investigadores subrayan que los resultados no implican que los abuelos cuiden mal a sus nietos ni que su apoyo sea perjudicial en sí mismo. Por el contrario, destacan que su rol sigue siendo fundamental para el funcionamiento de muchas familias.
Más bien, el estudio sugiere que la combinación y la calidad de los sistemas de cuidado —padres, abuelos, escuela o guardería— es un factor clave, especialmente a medida que los niños crecen.
Un debate para las políticas públicas
El trabajo también abre una discusión más amplia sobre las políticas de cuidado infantil. Los autores plantean que, junto con fortalecer la educación preescolar y escolar, los Estados deberían considerar cómo apoyar mejor a las familias que dependen del cuidado informal, evitando sobrecargar a los niños con múltiples rutinas y cuidadores.
En ese sentido, el estudio aporta evidencia de que el bienestar familiar no depende solo de quién cuida, sino de cómo se organiza el cuidado a lo largo del día y de cuán coherentes son las rutinas para los niños