Los especialistas indicaron que el "dolor de huesos" por el frío, se origina por cambios en el cuerpo, como una mayor viscosidad en el líquido sinovial y mayor rigidez en tejidos blandos. Las personas con enfermedades reumatológicas son las más afectadas.

El invierno se asocia a distintas enfermedades y afecciones. Llueve, cambia la temperatura y la presión atmosférica, lo que hace que cierto grupo de personas se queje de “dolor de huesos”. Quienes sufren de artritis o artrosis son, muchas veces, los más afectados.

¿Realmente es dolor de huesos?

Cristina Macía, reumatóloga del Hospital Universitario Severo Ochoa de Leganés en Madrid, dijo a Infosalus.com que “muchas veces, cuando la gente se refiere a los huesos, les duelen las articulaciones“.

Así lo confirmó Paulina Díaz, reumatóloga del Servicio de Medicina Interna del Hospital Regional de Concepción (HGGB): “Lo que las personas llaman dolor de hueso puede ser dolor articular”.

Felipe Bravo, Kinesiólogo de la Clínica Ciudad del Mar, explicó a BiobioChile que el dolor se produce por cambios al interior del cuerpo producidos por el frío.

“Por ejemplo, el líquido que lubrica las articulaciones, que es el líquido sinovial, muchas veces por efecto del frío se vuelve algo más denso, por ende el efecto lubricador que tiene no es tal y eso puede producir aumento de dolor”, indicó.

Macía advirtió que los cambios en la viscosidad de este líquido puede activar los receptores del dolor y liberar “moléculas de inflamación en las articulaciones”.

Por otra parte, Bravo agregó que el dolor también puede venir de la disminución de movilidad de los músculos, ligamentos y tendones, provocada por las bajas temperaturas.

¿Quiénes sufren más por el “dolor óseo”?

Se asocia a las personas que tienen patologías de base en los huesos. “Por ejemplo, la artrosis que es un desgaste en las articulaciones del punto de vista óseo y la artritis que es una inflamación en la articulación”, comentó el kinesiólogo.

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Agregó que puede afectar a quienes se hayan fracturado algún hueso o hayan tenido cirugía ósea.

Macía, quien también es portavoz de la Sociedad Española de Reumatología (SER), especificó que los cambios en las condiciones meteorológicas no producen enfermedades reumatoideas, sino que, “son factores que influyen en el agravamiento de los síntomas de muchas de ellas”.

Sin embargo, Bravo afirmó que el dolor no significa que la enfermedad se haya agravado y el doctor Jesús Tornero, jefe de Reumatología del Hospital Universitario de Guadalajara, dijo al medio especializado en medicina que el empeoramiento es de los síntomas y es “transitorio”.

La clave está en el calor y la movilidad

El kinesiólogo recomendó aumentar la temperatura de la zona para así disminuir el dolor: “Algún guatero de semillas, ponerlo en la articulación dolorosa, para mejorar la movilidad y la elasticidad de los tejidos”.

Por otra parte, confía en que el movimiento continuo mantiene el cuerpo con mayor temperatura, permitiendo que la sangre y el líquido sinovial circule, “para así disminuir la rigidez que puede estar produciendo este dolor”, concluyó.

Señales para preocuparse

Los especialistas indicaron que una persona debe visitar al médico si cumple ciertos criterios. Díaz comentó que hay que preocuparse si el dolor es persistente, “de más de 4 a 6 semanas, que cause inflamación de las articulaciones, con enrojecimiento, entumecimiento, dolor local, rigidez articular y que cause impotencia funcional”.

Por último, la reumatóloga del Hospital Guillermo Grant Benavente (HGGB) también llamó a prestar atención si es que existen antecedentes familiares de alguna enfermedad autoinmune o reumatológica.