Ayer me sacaron esta foto en medio de las enormes manifestaciones que atraviesan Chile con motivo del alza del Metro y de las graves injusticias que afectan a la gran mayoría de nuestro país. Vi el malestar, recorro las calles de Santiago, a pie, día a día, y escucho la rabia de la gente.

Como usuario del transporte público y FONASA, beneficiario de una pensión que no alcanza para casi nada y concejal de una comuna pobre, no puedo estar indiferente frente a todo lo que está pasando. Hace 78 años vivo en este país, viví los afanes de cambio de los 60, el dolor de los 70, las esperanzas de los 90, y nunca había visto algo como esto.

¡No señor presidente, no estamos en guerra! He caminado libremente por mi ciudad, como siempre lo hago, algo que jamás podría hacer en un país en guerra. Quizás el exceso de cordillera y la ausencia de zapatos gastados lo hacen, a usted y su gente, ver las cosas de un modo distinto.

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¡No señor presidente, esto no es una guerra! Como dijo un ex presidente allá por los 80, cuando terminaba la dictadura, usted y su gente nos han de perdonar, pero el pueblo de Chile habla por décadas de silencio.
- Adriano Castillo

Este gobierno ha demostrado que, bajo su mando, los conflictos sociales se exacerban producto de su amateur conducción política. El elástico de los bajos sueldos y la precaria seguridad social no puede seguir estirándose.

Poner el énfasis exclusivamente en los desmanes es de una enorme miopía política. Hay un problema de orden público que solucionar, es evidente, pero la respuesta de fondo tiene que apuntar a las causas de la rabia. Eso haría un político con visión de Estado.

El gobierno insiste majaderamente en que esta crisis es un problema de delincuencia. Sin embargo, una crisis de esta magnitud requiere más que el ánimo de delinquir. Chile no tiene millones de delincuentes, Chile tiene millones de injusticias.

Adriano Castillo Herrera
El “Compadre Moncho”

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