El Brexit acabó con la tranquilidad del pueblo de Brunsmark, a una hora a las afueras de Hamburgo, en el norte de Alemania. La salida del Reino Unido ha obligado a su alcalde británico a abandonar el cargo.

Sentado en su oficina, Iain Macnab, un escocés de 70 años, de los que ha vivido más de 40 en Alemania, resume la situación: en el momento del Brexit, el 31 de enero “a medianoche he pasado de todo a nada”.

Porque, con la salida de su país de la Unión Europea, “ya no tengo derecho a votar en Alemania” para las elecciones municipales como ciudadano de un país del bloque. “Y si no puedes votar (…) no puedes ser alcalde”.

Como ha vivido más de 15 años fuera del Reino Unido, la ley británica tampoco le permite votar en su país natal. “Es muy extraño ver de repente que ya no puedes votar en ningún sitio”, afirma este hombre, que creció en Achiltibuie, en el extremo noroeste de Escocia.

‘Incapacitado’

“Soy como un incapacitado en lo que respecta a la democracia”, lamenta.

Casado con una alemana, padre de tres hijos que también viven en Alemania y residente en Brunsmark desde hace 28 años, Macnab no se ha naturalizado como muchos británicos que viven en el continente europeo desde el referéndum de 2016, en el que se impusieron los partidarios de una salida de la UE.

“Lo he considerado varias veces” pero no he hecho los trámites, declara.

Siempre miró de través el Brexit y ante el embrollo político que se formó pensó que acabaría habiendo un segundo referéndum.

“Como institución, la UE tiene puntos negativos, no cabe duda, pero si estás dentro, puedes cambiar las cosas y si estás fuera no”, estima.
Entre los peros destaca la “inmensa burocracia” generada en Bruselas.

Después de 12 años de trabajo, el edil acaba de pasar el testigo a su adjunto. Un traspaso discreto, al final de una reunión del concejo municipal el 30 de enero. Con, eso sí, “un poco de tristeza”.

“Te levantas, dices ‘adiós, se acabó’, te diriges a la puerta y piensas ‘¡Dios mío, después de 12 años, este es mi último concejo municipal!"”, describe.

En la noche del Brexit, Iain Macnab ensayó con su grupo de rock “Lucky Devils”. Después los músicos bebieron whisky escocés, “el mejor que existe”, de 2008, año en el que fui elegido alcalde por primera vez, explica, mientras huele la bebida para apreciar la paleta olfativa.

La botella casi vacía sugiere que la noche fue larga.

La evolución del Reino Unido no es de su agrado y, por primera vez en su vida, se deja tentar por las ideas nacionalistas.