Este lunes 17 de agosto empieza la Convención Demócrata en Milwaukee, Wisconsin, cuando faltan dos meses y medio para las elecciones presidenciales. Una convención totalmente virtual debido a los riesgos de contagio por Covid-19. El bando opuesto a Donald Trump busca presentar un frente unido.

Sólo quedan unas horas para el inicio de una Convención Demócrata sin precedentes, versión coronavirus. No habrá globos, ni confetis con los colores de la bandera estadounidense, ni gran escenario. Pero los activistas demócratas tienen muchas expectativas y esperan con ansia los discursos de Joe Biden y Kamala Harris.

Esperan que el candidato demócrata encuentre las palabras adecuadas para unir las diferentes corrientes del partido, los moderados y los izquierdistas que, desde la retirada de Bernie Sanders y Elizabeth Warren, dicen estar divididos sobre la idea de votar por Biden. El tema de la convención es de hecho “Uniting America”.

Durante cuatro días, otros oradores hablarán por videoconferencia: Barack y Michelle Obama, Hillary y Bill Clinton, pero también un republicano, el ex gobernador de Ohio John Kasich. La convención terminará el jueves por la noche con la nominación oficial de Joe Biden como candidato demócrata para las elecciones presidenciales del próximo noviembre.

“Green New Deal”, salario mínimo y cobertura universal

Después de apoyar al tejano Beto O’Rourke este año, la activista Sheila Meyers ha hecho campaña por Bernie Sanders. Pero es Joe Biden quien se enfrentará a Donald Trump en noviembre, y ahora, lo que le importa es la unidad en la Convención Demócrata: “Estoy esperando unos muy buenos discursos. Y si todos están bien representados y todos los puntos de vista se unen detrás del equipo de Kamala-Biden, creo que será un éxito”.

El ecologista Torry Lane Mercer, del movimiento “Extinction Rebellion”, entrevistado por la RFI en Houston Thomas Harms, cree que lo más importante es la visibilidad de las ideas progresistas: “Si están frente a una cámara o un micrófono, que hablen del ‘Green New Deal’, el salario mínimo de 15 horas, la cobertura sanitaria universal. En nuestro entorno mediático, es lo que importa: que se paren frente a una cámara y digan que lo que necesitamos es una política progresista”.

Como en Houston, los activistas demócratas de Nueva York esperan que el partido muestre unidad y que todos puedan sentirse representados para convencer a los potenciales votantes que aún dudan en votar por Joe Biden. “Mucha gente de izquierda, como los demócratas socialistas, están divididos ante la idea de Joe Biden como presidente, y la idea de Kamala Harris como vicepresidente. Así que tengo mucha curiosidad por ver cómo se van a manejar todos estos aspectos y cuál va a ser el resultado. Porque creo que es una de las principales preocupaciones de los estadounidenses. Creo que la mayoría de la gente quiere ver una verdadera unidad para poder vencer a Donald Trump en las elecciones”, comenta Kt Sagona, del grupo de los jóvenes demócratas de Manhattan.

Una nueva organización

Mientras tanto, los activistas que planeaban asistir a la convención tuvieron que adaptarse a este nuevo formato virtual. Algunos de ellos organizaron grupos en línea para seguir, comentar y discutir el evento, informa Loubna Anaki.

“Probablemente estaría en el avión o en Milwaukee ahora mismo, pero estoy sentado en este parque en la ciudad de Nueva York”: como para todas las convenciones demócratas de los últimos 15 años, Mike Corbett lo tenía todo planeado antes de la pandemia. “Dado lo que está sucediendo ahora con la Covid-19, celebrar una convención virtual fue la mejor decisión”, añade.

Mohamed Alam también planeaba hacer el viaje, queriendo revivir la misma experiencia que en 2016. “Una de las cosas buenas de las convenciones tradicionales son todos los eventos paralelos, la gente que conoces, las celebridades que están allí y son accesibles. En 2016, cuando fui a buscar un refresco a la máquina, ¡me encontré con todo el equipo del Daily Show!”, recuerda.

Solos o con amigos en línea, los dos activistas demócratas seguirán la convención: “Me preparé una instalación semi-profesional en casa. Tengo un ordenador con dos pantallas y un televisor en mi habitación. Veré las noticias, los discursos…”, explica Mohamed Alam.

“Creo que hace que la convención sea más accesible para mucha gente que no habría podido estar en Milwaukee de todos modos”, estima Corbett. Tanto Corbett como Alam esperan que el partido muestre una imagen unida para llevar la campaña y vencer a Donald Trump en noviembre.

El correo en la mira de Trump

“Es absolutamente imperativo que Donald Trump sea derrotado”, dijo a la cadena ABC el senador izquierdista Bernie Sanders, exrival de Biden en la carrera por la nominación demócrata y uno de los principales oradores en la noche de apertura de la convención.

Para añadir drama a la situación, la convención se desarrollará durante cuatro días también en medio del furor que han generado los intentos de Trump para limitar el voto por correo.

El mandatario, que insiste sin presentar pruebas que el voto por correo fomentará el fraude electoral, ha amenazado con bloquear fondos adicionales que -según los demócratas- el servicio postal necesita urgentemente para procesar millones de papeletas.

Tradicionalmente, las convenciones partidarias para nominar a un candidato presidencial reúnen a decenas de miles de militantes, con celebraciones diseñadas para atraer la atención del país hacia los contendientes, presentar nuevas figuras, inspirar a las bases e -idealmente- conquistar indecisos y sectores independientes.

Atmósfera virtual

Los republicanos también realizarán una convención virtual tras varios intentos fallidos de salvar el formato presencial.

La elección de Milwaukee como sede de la convención demócrata se basó principalmente por su ubicación en Wisconsin, un importante estado péndulo, que a veces favorece a los demócratas y a veces a los republicanos.

La ciudad invirtió millones de dólares en los preparativos para la frustrada ocasión.

Desde que se tomó la decisión de realizar un encuentro virtual, los organizadores se esfuerzan por recrear en línea la atmósfera de las convenciones, caracterizada por los aplausos estruendosos, el color del público, el lanzamiento de globos y un clima circense.

Se espera que la audiencia acceda a transmisiones en vivo en cientos de “fiestas” en las que se seguirá la convención en directo, algunas en autocines.

Varios de esos encuentros tendrán como anfitriones a destacadas figuras del partido, entre ellas algunos exrivales de Biden, como la senadora Amy Klobuchar.

Este formato experimental dará a los oradores la oportunidad de dirigirse a los votantes sin filtros, liberados de las distracciones usuales, la parafernalia escénica y los gritos de los delegados.

Pero otros temen que se convierta en un espectáculo soporífero.

Kamala Harris, histórica elección

Biden lidera las encuestas con una ventaja de entre nueve y diez puntos porcentuales sobre Trump, y entre señales de que la histórica elección de su compañera de fórmula, Kamala Harris, goza de amplia popularidad entre los demócratas.

Harris, la primera mujer negra en figurar en la fórmula presidencial de un partido principal, representa según Biden la encarnación del “Sueño Americano”.

Esta exfiscal de 55 años, hija de inmigrantes indios y jamaiquinos, provee una energía relativamente joven a la figura de Biden, de 77 años.

La jornada inaugural del lunes contará, además de Sanders, líder del ala más progresista, con la presencia de la admirada exprimera dama Michelle Obama. El martes hablará el expresidente Bill Clinton (1993-2001) y Jill Biden, esposa del actual candidato.

El expresidente Barack Obama (2009-2017) tendrá su turno el miércoles, igual que Harris, antes del gran final el jueves cuando Biden aceptará formalmente la nominación y pronunciará un discurso por videoconferencia, desde su casa en Delaware.

“Si soy electo presidente, siempre elegiré unir en vez de dividir”, escribió Biden el domingo en un tuit. “Asumiré la responsabilidad en vez de culpar a los demás”, agregó.

Una “no convención”

Biden blandirá su programa de 700.000 millones de dólares para la inversión en nuevas tecnologías y la creación de unos cinco millones de empleos.

El llamado plan “Build Back Better” (Reconstruye mejor) resulta un desafío hostil a Trump, en un país castigado por una pandemia que se ha cobrado millones de empleos.

Y como muestra de apertura e inclusión, el exgobernador republicano de Ohio John Kasich, tendrá un lugar como orador el lunes.

Quienes antecedan a Biden en los discursos cimentarán el terreno para el candidato, subrayando la conducción “fallida” de Trump y la “promesa” de lo que se podría alcanzar con Biden como presidente, dijo Stephanie Cutter, alta oficial del partido.

Históricamente, las convenciones otorgan un empujón a los partidos, pero eso aplica también para los republicanos cuando celebren su encuentro el otro lunes.

Sin embargo, no queda claro si guiarse por los registros del pasado puede ser un indicador preciso.

“Realmente no sabemos si esta especie de ‘no convención’ o convención virtual más un discurso producirá algo parecido al tipo de impacto de corto plazo que hemos visto en elecciones pasadas”, dijo Charles Franklin, profesor de la Marquette University y encuestador.

Además de la pandemia, que suma 170.000 muertos en Estados Unidos, otro evento amenaza con ensombrecer el show demócrata: una gira de campaña de último minuto de Trump, que comenzará este lunes en Wisconsin y Minnesota, y terminará precisamente el jueves cerca de Scranton, Pensilvania, donde Biden creció.

La gira de Trump

No hay nada que Trump ame más que robarse el espectáculo.

Por eso, cuando el lunes empiece la cita demócrata, el presidente arrancará una gira de campaña en la que tiene previstos mítines en los estados de Wisconsin y Minnesota.

Trump regresará al Air Force One el martes para hablar en Arizona. Y el jueves, el momento más importante en la vida política de Biden, Trump tratará de trolear al máximo a su rival con un discurso cerca de Scranton, Pensilvania, la ciudad obrera donde creció Biden y a la que todavía se refiere como su hogar espiritual.

Según la campaña de Trump, el tema de la gira de esta semana será “destacar el historial de fracasos de Joe Biden”.

¿Funcionará?

Trump considera que saca lo mejor de sí frente al público.

A pesar de que también tuvo que cancelar su gran convención republicana por el coronavirus, todavía tiene previsto dar un discurso con invitados en la Casa Blanca dentro de dos semanas.

Pero salir de gira acarrea riesgos.

El último intento de Trump de organizar un mitin, un evento en Oklahoma en junio, fue un fracaso por la poca presencia de seguidores.

Y esta semana tendrá la competencia de las estrellas demócratas, ávidas por dejar al presidente sin un segundo mandato.

¿Y si Trump acaba dando alas a sus oponentes?

“El mayor problema para el presidente Trump en este momento es que cuanto más habla, peor lo hace”, dijo a CNN Julian Zelizer, profesor de política de la Universidad de Princeton.

“No estoy seguro de que una mayor presencia del presidente Trump en los próximos días perjudique necesariamente a los demócratas. Podría ser exactamente lo que necesitan”.

Dificultad para dar en el blanco

Un veterano de la telerrealidad y una suerte de genio de la autopromoción, Trump entró en política con la habilidad de identificar puntos débiles de oponentes y convertirlos en temas centrales de campaña.

En 2016, su frase de “deshonesta Hillary” enganchó. Trump protagonizó escenas desagradables y sin precedentes, animando a la multitud a gritar “enciérrenla”.

Los más tradicionales estaban horrorizados, pero el republicano aprovechaba la desconfianza generalizada hacia el apellido Clinton, y sus ataques, por crudos que fueran, hirieron a su oponente.

Durante las primarias demócratas, Trump también puso apodos insultantes pero pegadizos para los que muchos pensaban eran los candidatos más fuertes: a Sanders le llamaba “Loco Bernie”, y a Elizabeth Warren, “Pocahontas”.

Contra Biden y Harris, sin embargo, el presidente parece menos seguro de sí mismo.

El dúo es del centro del Partido Demócrata, lo que los convierte en objetivos mucho más escurridizos. Y, en particular, Harris parece preocupar al presidente.

Como exfiscal, la compañera de fórmula de Biden no encaja en el mensaje central de su campaña sobre la supuesta debilidad de los demócratas para combatir el crimen. Los adjetivos que le ha dedicado, como “desagradable” e “irrespetuosa”, no parece que le vayan a hacer ganar adeptas entre el electorado femenino.

Una encuesta de la cadena ABC y el diario The Washington Post reveló el domingo que el 54% de los estadounidenses aprueba a Harris y solo el 29% no.

Trump también parece estar dudando sobre cómo abordar a Biden.

Durante meses ha promovido la opinión de que el exvicepresidente de Obama, a quien apoda “Joe el dormilón”, es senil y no apto para el cargo. Sin embargo, las encuestas continúan mostrando al demócrata con ventaja en los estados indecisos e incluso amenaza con imponerse en bastiones republicanos.

Reflejo de su frustración, Trump se dirigió a una multitud de simpatizantes del Departamento de Policía de Nueva York el viernes en busca de ayuda y les preguntó sobre el apodo de su rival.

“¿Cuál es mejor, ‘Joe el dormilón’ o ‘Joe el lento’?”, preguntó. “Voy de un lado a otro”.

Los gritos por “Joe el dormilón” se sintieron más y el presidente asintió. “Es lo que pensaba”, dijo.