Los disparos esporádicos hacían eco el lunes en las desiertas calles de Puerto Príncipe, mientras el gobierno permanecía en silencio ante las protestas que paralizan la capital haitiana y que han provocado un aumento generalizado de la violencia.
Las calles, usualmente colapsadas por el tráfico, se veían vacías luego del cierre de escuelas, tiendas y oficinas municipales por temor a que aumente la violencia que ha dejado varios muertos y sembrado la incertidumbre en torno al gobierno del presidente Jovenel Moise.
Barricadas han aparecido en algunas áreas de la capital y otras ciudades, a medida que los manifestantes se han tomado las calles, demandando la renuncia del presidente tras informes de mala administración y posible malversación de fondos en la empobrecida nación caribeña.
Después de un tranquilo pero tenso comienzo de día, cientos de jóvenes de los barrios más pobres de la capital marcharon hacia Petionville, la zona más rica de Puerto Príncipe, arrojando piedras a las casas hasta que la policía lanzó gases lacrimógenos para detener la marcha.
La policía también frustró un intento de atacar un banco durante la manifestación, arrastrando a varios sospechosos cubiertos de sangre y haciendo al menos cinco arrestos, según un reportero de la AFP en el lugar.
Desde que la oposición organizó manifestaciones generalizadas la semana pasada al cumplirse dos años de la presidencia de Moise, han estallado protestas espontáneas en centros urbanos clave.
En algunos lugares, incluso hombres jóvenes levantaron barricadas y comenzaron a capturar a transeúntes para pedir rescate, mientras que vehículos fueron incendiados y tiendas dañadas y saqueadas, generando un clima de miedo e intimidación en paralelo con las protestas opositoras.
Pedidos de renuncia
Los manifestantes exigen a Moise que renuncie por un escándalo centrado en el fondo Petrocaribe, bajo el cual Venezuela suministró petróleo a Haití y otros países caribeños y de Centroamérica a precios reducidos y en condiciones crediticias favorables durante años. Investigaciones han revelado que al menos 2.000 millones de dólares del programa fueron malversados.
Además, un informe divulgado en enero incluyó a una compañía que fue liderada por Moise como una de las beneficiarias de fondos para el proyecto de construcción de una carretera, para el que nunca se firmó contrato.
Durante su campaña electoral, Moise prometió “comida en cada plato y dinero en cada bolsillo”. Sin embargo, la mayoría de los haitianos todavía lucha por sobrevivir y enfrentar la inflación, de 15% desde la elección.
“Le pedimos a la policía que arresta a Jovenel Moise porque representa un peligro y una amenaza para la vida de cada haitiano”, dijo Andre Michel, uno de los principales líderes opositores.
“Él ya no tiene legitimidad: el país permanecerá en un punto muerto hasta que Jovenel Moise renuncie”, dijo.
Grupo de mediación
Un grupo de mediación compuesto por un alto funcionario de la ONU, los embajadores de Francia, Alemania, Brasil, Canadá y Estados Unidos, y representantes de España, la Unión Europea y la OEA, hicieron un llamado a los políticos haitianos para iniciar un diálogo sobre la crisis y lamentaron la pérdida de vidas y los daños causados por las protestas.
La policía reportó el jueves dos muertos; el sábado en Puerto Príncipe un periodista de AFP constató la muerte de un adolescente durante una protesta y otra persona fue reportada como fallecida en el sur del país el domingo.
Sin embargo, la administración ha permanecido en silencio ante los crecientes disturbios de los últimos cinco días. Solo el secretario de Estado para la Comunicación, Eddy Jackson Alexix, emitió una breve declaración el lunes en Twitter.
“El gobierno reconoce el derecho de toda persona a demostrar y ejercer sus derechos de acuerdo con la ley, pero el saqueo de tiendas, el bloqueo de calles, la quema de neumáticos, el destrozo de ventanas de automóviles o el lanzamiento de combustible en la carretera no entran en esa categoría”, dijo.
Si bien el gobierno no ha ofrecido respuesta a las demandas de los manifestantes, los grupos de oposición también han fallado en ofrecer una solución concreta a la crisis, más allá de solicitar la renuncia del presidente.