Semanas bastante complicadas ha vivido la influencer chilena Naya Fácil, quien reconoció que hace algunos días atentó contra su vida, debido a malos comentarios que le llegaron por internet.

A eso se suma que, el pasado 8 de marzo, la joven cayó varios metros luego de intentar subir al monumento al General Baquedano durante manifestación del Día de la Mujer, por lo que debió ingresar a un centro médico.

Recientemente, en conversación con el programa de internet llamado Justos por pecadores, de Adriana Barrientos y Pablo Bolvarán, la joven indicó que buscará ayuda profesional para tratar algunos de sus problemas.

“Por uno u otro motivo -quizás por el tema de la cuarentena- la gente está como más agresiva, más pendiente de uno. Más criticona. Y yo, la verdad, no estoy mucho acostumbrada a eso. Yo soy full amor hacia todos y a veces como que pretendo recibir lo mismo. Y ahí me equivoco, porque igual hay gente que tiene su derecho a decir, ‘No, la Naya no me gusta’ y esas cosas”, indicó.

En este sentido, Naya sostuvo que varios de sus seguidores en redes sociales le recomendaron que tomara esta alternativa, debido a la gravedad de los hechos que vivió en los últimos días.

Instagram

“Entonces, ahí estuve con una crisis, caí al hospital, me intenté suicidar. Entonces, tengo que ir al sicólogo. La misma gente me dice, los seguidores, ‘Anda el sicólogo’. Nunca he ido a uno y voy a ver qué onda, a ver si me ayuda un poco más a sentirme mejor”, comentó.

Ciberacoso, un problema grave

El bullying puede evocar rápidamente a la adolescencia y la escuela. No obstante, los adultos también pueden sufrirlo.

“Se puede llegar a pensar que ver a los adultos desde el lugar de víctimas de ciberbullying es una exageración, pero sólo hace falta mirar los comentarios en las publicaciones de las redes sociales de celebridades, atletas o incluso políticos”, aclaró previamente Camilo Gutiérrez, Jefe del Laboratorio de Investigación de ESET Latinoamérica, compañía de detección proactiva de amenazas.

“Si bien es cierto que son figuras públicas, por lo que están más expuestas, es importante detenerse a analizar cuándo la crítica cruza la línea y se convierte en ciberacoso. El ciberbullying no se limita a las figuras públicas, cualquiera de nosotros puede convertirse en un objetivo”, agregó.

El ciberacoso puede ocurrir en servicios de mensajería, secciones de comentarios, foros o incluso en plataformas de juegos.

Las principales burlas, en tanto, están enfocadas en las creencias políticas, religiosas o de otro tipo, así como pueden apuntar a la apariencia física, carácter, género, origen étnico, orientación sexual o cualquier aspecto que pueda presentarse como un potencial blanco.

Las plataformas han optado por crear espacios de denuncia de comentarios que puedan parecer hostigantes. Instagram permite reportar un comentario simplemente presionándolo durante algunos segundos. Las opciones que podrían servir son: “lenguaje o símbolos que incitan al odio”, “bullying o acoso”, “suicidio, autolesión o trastornos alimenticios”.

En Chile, el ciberacoso no está específicamente regulado. En el Congreso Nacional, según registros oficiales, hay al menos cuatro proyectos de ley que pretenden tipificarlo como un actuar que puede ser sancionado. Tres de ellos están enfocados sólo en el ámbito educacional. No obstante, ninguno ha obtenido el apoyo suficiente.

Uno de ellos, presentado en junio 2018 por siete diputados, pretende “tipificar el delito de acoso u hostigamiento por medios informáticos”, en particular, respecto de hechos ocurridos “a través de redes sociales, medios digitales o cualquiera de las posibilidades que ofrece internet y la telefonía móvil”. El escrito continúa en su primer trámite constitucional.