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Unos 68.000 trabajadores de Volkswagen en Alemania se sumaron a paros de cuatro horas en nueve de las diez fábricas del gigante europeo, convocados por el sindicato IG Metall en medio de negociaciones para la revisión del convenio colectivo y planes de ahorro de la compañía. La presidenta del comité de empresa, Daniela Cavallo, y la representante sindical, Christiane Benner, expresaron su descontento ante la postura de la empresa de recortar empleos en lugar de buscar soluciones inteligentes. La huelga amenaza con un mayor conflicto en 2025 si no hay avances en las negociaciones, que han sido retomadas tras la anterior reunión sin avances significativos. El sindicato propuso un plan de ahorro de 1.500 millones de euros en costes laborales a cambio de no cerrar plantas, una medida que Volkswagen considera insuficiente para garantizar su futuro. El canciller alemán, Olaf Scholz, instó a la compañía a no cerrar fábricas ni despedir empleados solo por motivos financieros, mientras que la tensión laboral persiste en una de las principales automotrices del país, que cuenta con 120.000 trabajadores distribuidos en diez fábricas.

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Unos 68.000 trabajadores de Volkswagen en Alemania han secundado durante los turnos de hoy los paros de cuatro horas convocados en las fábricas, ante la reanudación de las negociaciones para la revisión del convenio colectivo y los planes de ahorro del gigante europeo, según datos del sindicato IG Metall.

Los representantes de los trabajadores convocaron este lunes la segunda huelga de advertencia, que son paros temporales habituales en las negociaciones salariales en Alemania, en nueve de las diez fábricas que la automovilística en el país: Wolfsburgo, Braunschweig, Emden, Hannover, Kassel, Salzgitter, Chemnitz, Dresde y Zwickau.

En total, unos 68.000 empleados de los turnos de mañana se sumaron a los paros, a falta de contabilizar los de la noche; de los que 38.000 de ellos correspondían a la planta principal de Wolfsburgo.

Allí, además, se produjo una manifestación en la que participaron la presidenta del comité de empresa, Daniela Cavallo; y la de IG Metall, Christiane Benner.

Benner aseguró estar “cabreada y atónita” debido a que la junta directiva, en lugar de buscar soluciones inteligentes, tan solo ofrecía el recorte de empleos, al tiempo que consideró inaceptable la actitud defensiva de la compañía ante el plan que habían propuesto.

Por su parte, Cavallo pidió a la automovilística que se alejara de sus posiciones máximas, ya que esto solo llevarían a “una mayor escalada de la situación”.

De hecho, desde la representación sindical amenazaron con “el martillo de la huelga” en 2025, en respuesta “al martillo de la reducción de costes” de la empresa si no se produce ningún avance en las negociaciones.

La huelga, que llega después de que alrededor de 120.000 trabajadores secundaran la anterior, coincide con la reanudación de las negociaciones para la revisión del convenio colectivo.

Trabajadores y directivos se han reunido después de que el último encuentro culminara sin avances debido a que la empresa consideró insuficiente la propuesta de ahorro de IG Metall.

El sindicato planteó un sendero de negociación para ahorrar 1.500 millones de euros en costes laborales si la compañía renunciaba al cierre de plantas, algo que “todavía está lejos de ser suficiente para asegurar el futuro de Volkswagen”, en palabras de su consejero delegado, Oliver Blume.

En este contexto, el canciller alemán, Olaf Scholz, pidió a Volkswagen en una entrevista al grupo Funke que no cerrara fábricas, ya que “no sería lo correcto”, al tiempo que se mostró en contra de despedir empleados “solo para ahorrar dinero”.

Volkswagen cuenta con unos 120.000 trabajadores en Alemania y 10 fábricas: Wolfsburgo, Emden, Osnabrück, Hannover, Zwickau, Dresde, Kassel, Salzgitter, Braunschweig y Chemnitz.