La curiosa noticia viene desde Arabia Saudita, desde donde han desenterrado una enorme colección de huesos que probablemente fueron almacenados por las hienas durante los últimos 7 mil años.

Los restos fueron encontrados en la extensa red de túneles formados por la actividad volcánica de Umm Jirsan. Entre los cientos de miles de huesos se identificó que pertenecen a al menos 14 tipos de animales, entre los que se encuentran caballos, camellos, roedores e incluso humanos.

Los investigadores llevan investigando el yacimiento, situado en el campo de lava Harrat Khaybar del país, desde 2007. Pero no fue hasta hace unos pocos meses que se aventuraron en las profundidades de la caverna.

Los restos humanos

Los hallazgos se han publicado recientemente en la revista Archaeological and Anthropological Sciences. Luego de analizar los cortes y marcas de las mordeduras, el autor principal Mathew Stewart, zooarqueólogo del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana en Alemania, destacó que “las hienas son muy ávidas acumuladoras de huesos”.

Para el estudio, el equipo analizó 1.917 huesos y dientes recuperados de la cueva, los cuales databan de una edad que oscilaba entre alrededor de 439 y 6.839 años, lo que sugiere “un largo uso del sistema de túneles de lava por parte de los carnívoros”, que a pesar de ser solitarias y comer animales muertos, es posible que hayan llevado ahí a sus presas después de cazarlas.

En un hilo de Twitter citado por Joanne Serrieh, de Al Arabiya English, Stewart señala que las hienas transportan los huesos “a las guaridas para consumirlos, alimentar a las crías o guardarlos”. El estudio añade que los carnívoros realizan tanto actividades de caza como de carroñeo, matando a algunos animales mientras simplemente acaparan los restos de otros.

Una señal clave de que las hienas fueron las responsables de la enorme pila de huesos fue la presencia de fragmentos de cráneos humanos. Estos mamíferos son conocidos por hurgar en las tumbas en busca de comida.

“Siempre es el cráneo el que sobrevive”, explica Stewart. “Parece que las hienas no se interesan por los cráneos. Encontramos tal vez cinco o seis cráneos con marcas de roer en el sitio, pero sólo los cráneos. Nada más”.