Una verdadera alarma generaron los mensajes hallados en varias tapas de las bebidas de la marca estadounidense Sobe, los cuales solicitaban ayuda.
“Ayúdame, atrapado en fábrica de Sobe”, decía la inscripción encontrada en las botellas de la firma por cientos de usuarios que comenzaron a compartir las fotos en redes sociales.
“¿Esto es de verdad? Necesito saber”, escribió un cibernauta identificado como Robin Simkins, quien publicó una imagen de la tapa en su cuenta de Facebook. Asimismo, otro cliente llamado Thadeous Bach puso una imagen en la página de Sobe de la misma red social, junto al mensaje: “Umm, no es por alertar o algo, pero creo que alguien en tu fábrica necesita ayuda”.
Ante esto, la marca de refrescos, propiedad de Pepsi, salió a dar explicaciones. La firma dijo que la frase impresa en sus tapas no era una llamada de auxilio real, sino que una táctica para hacer reír o reflexionar a sus clientes.
“Hola, lamentamos que nuestro slogan en las tapas haya causado preocupación, que no era nuestra intención ciertamente. Estas palabras tenían el objetivo de dar a nuestros consumidores una pequeña sonrisa o algo en qué pensar, mientras ellos disfrutaban de su bebida favorita de Sobe”, escribió la empresa como respuesta al post dejado por Bach en su página de Facebook.
Asimismo, dijeron que estaban planeando retirar la consigna de las tapas, pero que la medida tomará un tiempo porque ya hay muchas unidades circulando en el mercado, consignó el portal estadounidense Business Insider.
Este malentendido causó preocupación en los usuarios, probablemente porque ya había antecedentes de trabajadores explotados que solicitaron ayuda con métodos similares.
En 2012, una mujer oriunda de Oregon (EEUU) estaba moviendo algunas cosas en su casa, cuando hizo un insólito descubrimiento: encontró la carta de un empleado chino en el envase de una decoración de Halloween, que había comprado el año pasado en un supermercado.
“Señor, si de vez en cuando compra este producto, por favor puede amablemente reenviar esta carta a la Organización Mundial de Derechos Humanos. Miles de personas aquí, que están bajo la persecución del Gobierno del Partido Comunista de China, les darán las gracias y recordarán para siempre”, decía la misiva hallada por Julie Keith (42).
Quien escribió el texto dijo que el producto fue hecho en un campo de labores de Masanjia en Shenyang, China, donde la mano de obra trabaja 15 horas al día, sin tiempo libre los fines de semana o días festivos, recibiendo como retribución mensual sólo 10 yuanes, menos de mil pesos chilenos.
Afortunadamente, en el caso de Sobe sólo se habría tratado de una pésima estrategia publicitaria.