La autenticidad es algo que todos quieren encontrar tanto en los demás como en sí mismos. La falsedad no es un atributo deseable, pues nadie quiere ser conocido como alguien que no vive siendo fiel a sí mismo. Sin embargo, muchos no tienen claro qué realmente significa ser genuino.

Michael Kernis y Brian Goldman, pioneros en la investigación respecto al tema, comenzaron a estudiar las características de las personalidades más sinceras, definiendo la autenticidad como “el funcionamiento sin trabas del verdadero uno mismo”.

A continuación te mostramos una serie de características de las personas auténticas, según el psicólogo clínico estadounidense Guy Winch, autor de “Emotional First Aid Book”.

1. Tienes una autoestima sólida

Winch afirma que la gente genuina tiene una autoestima sólida. Él señala que cuando se trata de autoestima, demasiado no es bueno, “porque ese es el rango de narcisismo, ese es el rango de los arrogantes y orgullosos”. Asimismo, una autoestima baja tampoco es positiva, evidentemente.

En este sentido, los genuinos son aquellos que tienen una autoestima sólida y consistente, por lo que están menos a la defensiva acerca de las cosas en general. Pueden sentirse auténticos, ya que son mucho menos preocupados por las consecuencias de exponerse tal y como son, “porque se sienten bien con quiénes son”.

Un estudio publicado por Journal of Counseling Psychology que analizó la “personalidad auténtica”, y sus rasgos, respaldó esta situación. Ellos encontraron que las personas que expresaron un alto sentido de autenticidad también mantenían los niveles más altos de autoestima.

2. Aceptan sus debilidades

Mientras algunas personas ocultan sus debilidades y se muestran siempre fuertes y a la defensiva como una forma de protegerse de las experiencias perjudiciales o desagradables, otras no temen de mostrarlas o asumirlas. La apertura a los temores y fracasos puede llevarte a aprender y crecer a partir de ellos.

“Cuanto más fuerte sea tu autoestima, más capaz eres de admitir tus defectos, recibir críticas, capaz de recibir un voto negativo sin desmoronarte”, dice Winch.

“Es algo que se puede admitir, que puedes esperar a trabajar o simplemente tomar, pero que no afecta tu manera de pensar sobre ti mismo”, indica.

3. Compartes tus verdaderos pensamientos, creencias y opiniones con el mundo.

Las personas genuinas no sólo se toman el tiempo para reflexionar sobre su perspectiva sobre la vida y las experiencias que los llevaron donde están, además pueden fácilmente compartir su “verdadero yo” con quienes le rodean.

Aunque esta característica de autenticidad suele atribuirse a los extrovertidos, un estudio de 2010 publicado en Journal of Personality y dirigido por el psicólogo de la Universidad de Wake Forest, William Fleeson, determinó que tanto los introvertidos como los extrovertidos que son auténticos se sienten cómodos compartiendo sus ideas, opiniones y creencias con el mundo exterior.

“La autenticidad está consistentemente asociada con el actuar muy extrovertido, incluso para aquellos que se caracterizan a sí mismos como introvertidos. Esto no es negar o pasar a llevar quien eres. Las personas suelen ser demasiado rígidas sobre cómo son y se quedan con lo cómodo o familiar. La adaptación a una situación puede hacer que seas más fiel a ti mismo en algunas circunstancias”, dice el experto.

La investigación también reveló que ser genuino va de la mano con ser emocionalmente estable e intelectual.

4. Están abiertos a dar y recibir elogios.

Winch dice que las personas con baja autoestima a veces luchan con la aceptación de los elogios, porque creen que éstos vienen unidos a altas expectativas que tienen los demás, lo que se traduce en la sensación de estrés.

En cambio, quienes son auténticos y mantienen un sólido sentido de la autoestima, no ven condiciones en las alabanzas hacia ellos.

“Tienes que ser capaz de ver un elogio tan sólo como un elogio, y se necesita un cierto nivel de autenticidad para recibir eso”, dice el especialista.

Cuando se trata de expresar gratitud a los demás, la gente genuina sigue un camino similar, en el sentido de que no piensa demasiado en ello. “Uno quiere reforzar a la gente, basándose realmente en el mérito. Lo estás haciendo sólo porque es merecido, y lo haces de una manera pura, cuando estás simplemente encantado de que alguien lo hizo bien y le felicitas”, indica.

5. Realmente escucha y prefiere conversaciones profundas.

A las personas genuinas les resulta más fácil dejar de lado las distracciones y concentrarse intensamente en una conversación, simplemente porque están verdaderamente interesadas en lo que la otra persona tiene que decir.

Un estudio de 2013 realizado por el científico psicológico Erin Heerey en la Universidad de Bangor en Gales, realizó un experimento observacional en el que hizo que parejas de extraños se conocieran para analizar sus reacciones, como sonrisas, tanto genuinas como de cortesía. Tras el análisis determinaron que las personas respondieron con mayor rapidez a las sonrisas genuinas que las corteses, ya que la sonrisa genuina es una recompensa social que se valora.

Winch explica que la gente auténtica y con autoestima fuerte, está mucho menos agobiada por las agendas y los deberes, y puede tener una conversación de una manera mucho más pura.

“Cuando la gente es genuina, hay una cierta pureza de sus interacciones y conversaciones, y las conversaciones tienden a ser más interesantes en términos de contenido. Puedes obtener más, puedes explorar más, y puedes descubrir más, porque es mucho más rica la conversación”, complementa.

6. Los impulsa su voz interior en vez de su entorno.

La principal clave de la autenticidad es saber quién eres y estar a gusto contigo mismo. Además, te has tomado el tiempo de desarrollar ideas informadas acerca de las cosas que te importan, y no adoptar ciegamente lo que los demás hacen a tu alrededor.

“Cuando has pensado en lo que piensas, lo que sientes, lo que es importante para ti y por qué es importante para ti, determinas una cierta sensación de propósito y directiva”, indica, añadiendo que si miramos hacia atrás y examinamos nuestra conducta, lo que hacemos, por qué lo hacemos, lo que pensamos, “podemos descubrir los principios que nos están conduciendo”.

Las personas que han hecho esto son más claras acerca de los principios y propósitos que conducen sus vidas. “Esto los hace proactivos en lugar de reactivos”, finaliza.