Matteo Renzi, el joven líder del Partido Demócrata que debería convertirse en el próximo jefe de gobierno italiano, escribe su programa y prepara su equipo pero encuentra los primeros obstáculos antes incluso de su nombramiento.
El presidente de la República, Giorgio Napolitano, debería encargar oficialmente a Renzi este lunes la formación de un nuevo ejecutivo, según la mayoría de medios italianos.
El joven alcalde de Florencia, de 39 años, que salió únicamente el sábado para asistir a un partido de fútbol de la Fiorentina, continúa sus consultas para formar gobierno, si bien éstas se volvieron más complicadas de lo previsto a causa de las reticencias de sus aliados de derecha y de sus amigos de izquierda.
En su única salida, Renzi vio como la Fiorentina perdía en casa 1-2 contra el Inter de Milán.
El primer revés en las consultas le llegó de la mano de su amigo Alessandro Baricco, autor de la célebre novela “Seda” (1996), quien rechazó el sábado la propuesta de Renzi para ocupar el ministerio de Cultura.
El consejero delegado del gran grupo internacional de óptica Luxottica, Andrea Guerra, también dijo “no” a Renzi, quien quería confiarle el ministerio de Desarrollo Económico.
El ministerio de Economía supone otro problema para el alcalde florentino, que debería designar a un político de peso pero “competente, con autoridad y credibilidad en Bruselas y en el Banco Central Europeo”, según el Corriere della Sera.
Italia, tercera economía de la zona euro, contó con un +0,1% de crecimiento en el último trimestre de 2013.
“Primeros obstáculos para Renzi, negociaciones difíciles con (Angelino) Alfano”, viceprimer ministro saliente y líder del Nuevo Centro Derecha (NCD) que puso el sábado dos condiciones para entrar en el nuevo gobierno y cuyo respaldo es determinante, escribió el Corriere.
“Equipo y aliados, los nudos de Renzi”, tituló La Stampa mientras que Il Fatto Quotidiano estampaba su portada con un irónico: “Ay, ay, ay Renzi, el asunto se complica”.
Renzi tiene prisa por llegar al poder después de haber forzado el jueves la dimisión del hasta entonces primer ministro, su compañero de partido Enrico Letta.
El líder del PD estaba convencido, según la prensa, de que el presidente de la República, Giorgio Napolitano, le encargaría formar gobierno el sábado por la noche, al término de una ronda de consultas con los principales líderes políticos del país.
Pero algunos de estos dirigentes, que desconfían del joven político que hace apenas una semana afirmaba su intención de apoyar al gobierno de Letta, quisieron mostrarle que debía satisfacer sus exigencias al carecer de mayoría en el parlamento.
El más explícito fue Alfano, quien se declaró dispuesto a participar en un eventual gobierno de Renzi con dos condiciones.
Primero que “el eje de la actual coalición ‘anormal’ derecha izquierda no se desplace hacia la izquierda”. “Diríamos no a un gobierno así”, aseguró Alfano.
La segunda condición es “hacer las cosas a lo grande” para sacar el país de la crisis, haciendo hincapié en “la clase media”.
“Pero para hacer las cosas a lo grande se necesita tiempo. No se puede alcanzar un acuerdo [con Matteo Renzi] en 48 horas y una vez se haya logrado habrá que ponerlo por escrito”, advirtió Alfano, precisando que no podía garantizar un “final feliz”.