La presidenta argentina Cristina Fernández asistió este sábado al primer tedéum por la fiesta nacional tras la elección del papa Francisco, su compatriota, en señal de recomposición de su difícil relación con la Iglesia Católica y escuchó una homilía con alusiones a la pobreza, la injusticia y la necesidad de concordia en el país.

“Argentina tiene demasiado pobres y excluidos los cuente quien los contare, lo que hay detrás de los números son hombres, mujeres, ancianos y niños (…) no se trata de un problema estadístico sino moral”, dijo monseñor Agustín Radrizzani en la Catedral de Luján, 70 kilómetros al oeste de Buenos Aires delante de la mandataria que acudió acompañada de todo su gabinete de ministros.

Las palabras de Radrizzani fueron una cita textual de homilías pronunciadas por el exarzobispo Jorge Bergoglio antes de convertirse en el papa Francisco, sermones que en su momento causaron malestar del gobierno y derivaron en un distanciamiento que comenzó a zanjarse tras la unción del nuevo pontífice.

Desde 2005, bajo el gobierno del fallecido expresidente Néstor Kirchner (2003-2007), su esposo y antecesor, la administración de Cristina Fernández resolvió ‘federalizar’ las celebraciones por la fiesta nacional y trasladar a otras iglesias del país el Tedéum (misa para dar gracias) que se oficiaba hasta entonces en la Catedral de Buenos Aires, en parte para evitar las homilías críticas del entonces arzobispo Bergoglio.

La relación se crispó aún más tras la aprobación en 2010 de la ley que autoriza el matrimonio entre personas del mismo sexo, con apoyo del oficialismo, duramente resistida por la cúpula eclesiástica.

“Sueño con una patria más justa, es mucho lo que se viene haciendo, pero mucho lo que falta”, dijo Radrizzani en tono conciliador y llamó a construir la paz “que brote de corazones humildes que sepan perdonar para poder ser perdonados y podamos recomenzar con esperanza”.

Una hora antes el nuevo arzobispo de Buenos Aires y sucesor de Bergoglio, Mario Poli, abogó también por la concordia en el Tedéum que presidió en la catedral porteña, frente a la sede gubernamental, a la que asistió el alcalde de la ciudad y opositor a Fernández, Mauricio Macri (derecha).

“La democracia en Argentina ha transitado una dolorosa experiencia de desacuerdos”, dijo Poli, quien llamó a “recordar que en nuestra historia hay ejemplos de diálogo fecundo” en tanto subrayó que “si queremos sabemos cómo encontrarnos”.