“La ingesta de cerdo mejora la actividad sexual”, sorprendió la noche del miércoles la presidenta argentina Cristina Fernández durante un acto con empresarios del sector en la Casa Rosada de gobierno.

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“No es un dato menor. Además yo estimo que es mucho más gratificante comerse un cerdito a la parrilla que tomar Viagra”, añadió la presidenta ante la sorpresa del auditorio presente en la ceremonia.

Confesó que el último fin de semana comió junto a su esposo, el ex presidente Néstor Kirchner, un asado de cerdo en su residencia de El Calafate, una paradisíaca región patagónica (sur) donde se encuentran los famosos glaciares, en lugar del tradicional cordero patagónico y “no saben, (fue) impresionante”, dijo con una sonrisa.

“Bueno, no saben, impresionante. Y anduvo todo muy bien el fin de semana, además. Así que puede ser que tenga razón. Es también parte de El Calafate, la distensión, en fin, todo ayuda”, añadió con una sonrisa en la ceremonia en la que se anunció la rebaja del precio de la carne porcina.

“Yo soy fanática de la carne de cerdo, y no lo digo para quedar bien, ni tampoco para hacerme propaganda de nada. Me di cuenta después. ¡Kirchner me mata cuando llegue a Olivos!”, remató en alusión a (la residencia presidencial en la periferia norte de Buenos Aires).

Lo cierto es que los argentinos deberán cambiar sus hábitos si siguen los consejos de la mandataria, porque por el contrario están entre los más altos demandantes de carne vacuna del mundo, con un consumo que se estima entre 68 y 73 kilos per cápita anual.

El titular de la Asociación de Productores Porcinos, Juan Uccelli, ratificó este jueves los dichos de Fernández y aseguró que en Dinamarca y Japón, por el alto consumo de este producto, “tienen una sexualidad mucho más armoniosa que la que tenemos los argentinos”.