El niño brasileño de 2 años al que su padrastro le clavó 32 agujas en rituales de magia negra recibió alta el viernes tras pasar por complicadas cirujías en el último mes y se dispone a reiniciar una vida normal, informó el viernes a la AFP una portavoz del hospital Ana Neri de Salvador que lo atendió, en el noreste de Brasil.
El pequeño, M.S.A., de 2 años y 8 meses y que cautivó los corazones del centro hospitalario, “salió andando, se alimenta normalmente y ya no tiene que medicarse”, aseguró la portavoz del hospital.
La madre, Maria dos Santos, se declaró aliviada y confesó que llegó a pensar que su hijo moriría, en declaraciones divulgadas por el diario local A Tarde.
La cardióloga Nadja Kraychete confesó que se sintió angustiada al tener que operar a un niño, no por un problema cardíaco, sino por el daño que le fue hecho a propósito: “A todos los médicos nos dolió mucho ese caso”, dijo.
En tres dramáticas operaciones desde que ingresó a ese hospital el 17 de diciembre, al pequeño le fueron extraídas 22 agujas que ponían en peligro el corazón y otros órganos vitales. Cinco fragmentos de aguja siguen en el cuerpo del menor, aunque no lo ponen en peligro.
El caso conmovió al país y tuvo fuerte repercusión fuera de fronteras, cuando trascendió que el padrastro, por discusiones con la madre del menor, le clavó al niño agujas por todo el cuerpo en pretendidos rituales de magia negra.
“Le ponía vino en agua bendita y se la hacía beber. El (niño) bebía y se desmayaba. Entonces, le clavaba las agujas. A veces le clavé hasta diez agujas” de una vez, dijo el padrastro en una entrevista de televisión.
Los médicos indicaron este viernes que el menor podrá seguir con una vida normal, aunque con evaluaciones médicas periódicas para seguir los fragmentos de aguja que aún tiene en el cuerpo, y psicológico, por el trauma al que fue sometido.