No podemos negar que nuestra sociedad se ha hecho parte de las redes sociales y ha encontrado nuevos “mecanismos” para hacer humor, cosa que es aceptable, pero que muchas veces no existe una reflexión sobre las consecuencias que pueden provocar el hecho de compartir algo al mundo virtual, por ejemplo, una imagen.

Algo tan simple como el uso de una imagen viralizada por la web puede cambiarle la vida a una persona, es por esto que haré alusión al uso del “meme” como objeto de burla y denostación del ser humano sin un consentimiento previo, esto, debido a un episodio en el Festival de Viña del Mar, donde la televisión enfoca a una joven llorando tras la interpretación de la cantante Mon Laferte.

Debo reconocer que hasta yo mismo compartí la imagen que se viralizaba rápidamente por las redes sociales y que mostraba a una mujer con el maquillaje corrido por las lágrimas.

Todo era normal para mí, hasta que encontré una publicación de la joven en Facebook que hizo que me diera vergüenza de lo que había realizado.

Respuesta de joven a meme
Respuesta de joven a meme

Es fácil llegar y darle a la opción “compartir” sin pensar qué viene después de ese click. Uno cree que solamente es divertido, pero, ¿qué pasa con la persona que sale en la imagen?, ¿tuvieron su consentimiento para utilizar su imagen?,¿ lo está pasando bien al verse compartida por todo el país?

Ridiculizar a una persona detrás de una pantalla es fácil y simple, pero no estamos midiendo las consecuencias de nuestros actos y si vamos más allá, no estamos dejando que el ser humano exprese sus sentimientos libremente, ya que la emoción que la joven sintió en ese momento, con esa interpretación, se la opacamos y quitamos de un golpe.

Le arrebatamos su momento y lo convertimos en un meme, nos reímos de sus sentimientos y marcamos un momento que quizás para ella era especial.

Hoy, en nuestra sociedad, tomamos todo y lo queremos hacer nuestro, pero no reflexionamos de las consecuencias que pueden producir nuestros actos, actos que quizás para nosotros no significan nada, (sólo una niña que se ve graciosa cuando la enfocan llorando en pantalla), pero que si uno evalúa y analiza solo ese momento y se toman unos segundos más, podríamos evitar el meme de sus emociones.

Perdón joven por no saber sentir como tú, por no emocionarme, ni expresar tan libremente sentimientos como tú. Perdón por arruinar tu momento, por viralizar tus sentimientos.

Perdón por creer que todo es un chiste y por arruinar tu noche en un meme.

Alexander Ruiz, periodista

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile