Se trata de una historia real que involucra al fallecido sacerdote Gabriele Amorth, quien en vida llevó a cabo cerca de 100.000 exorcismos en el mundo.

Se adelanta que la cinta El Exorcista del Papa puede ser uno de los grandes aciertos en la industria del cine de terror durante 2023. La película se estrenará el próximo 14 de abril, justo después de Semana Santa, y será protagonizada por Russell Crowe.

Dicen que siempre existe una primera vez y ahora es el turno de Crowe, quien protagonizará por primera vez una producción de tintes terroríficos.

“Bueno, hice ‘La Momia’ con Tom Cruise hace unos años, y tenía algunos aspectos de cine de terror. Y hay otro proyecto de terror que he terminado recientemente llamado ‘The Georgetown Project’, pero sí, supongo que esta es la primera película pura de terror en la que he sido protagonista”, declaró recientemente en una entrevista.

En la película el célebre actor, de 58 años, dará vida al sacerdote Gabriele Amorth, quien tiene una historia bastante particular. El elenco lo completan Daniel Zovatto, Alex Essoe, Franco Nero y Laurel Marsden, entre otros.

La sinopsis es clara: “El padre Amorth investiga el terrorífico caso de un niño poseído por un demonio nunca antes visto y descubrirá que la iglesia está involucrada en un horrible secreto”.

La verdadera historia del Exorcista del papa

La historia de esta cinta está basada en los documentos que el propio padre Gabriele Amorth, quien revela en estos que practicó más de 100.000 exorcismos en el mundo, precisamente cuando era el exorcista jefe del Vaticano.

De acuerdo a lo que retrata la BBC, Gabriele Amorth nació en Modena (Italia) en 1925. Él mismo aseguró que el llamado de Dios llegó cuando tenía 17 años, pero desde la congregación en su ciudad le dijeron que “aprovechara de vivir su juventud antes de ingresar”.

No obstante, poco tiempo después inició la segunda guerra mundial y Europa se vio involucrada en un largo conflicto. Él se unió al ejército de su país hacia el final del combate armado, para luchar a favor de los aliados.

En 1954 fue ordenado sacerdote por la Iglesia Católica y recién 30 años después recibió la aprobación para realizar exorcismos.

Durante ese tiempo recibió la enseñanza de parte del padre Candido Amantini, ex exorcista jefe del Vaticano. Tras la muerte de éste último, hacia 1996, se quedó con el puesto.

Cifras oficiales estiman que hasta el año 2000 había concretado 50.000 exorcismos. Él aseguraba que aquello no significada que hubiese enfrentado al mismo número de personas, ya que en varias ocasiones tuvo que hacer más de 10 sesiones.

Los registros estiman que hasta su muerte, en septiembre de 2016, el número se elevó hasta 100.000.

Gabriele Amorth también dio declaraciones polémicas durante su vida. Sin ir más lejos, en 2014 indicó en la Radio del Vaticano que personas como Hitler y Stalin probablemente estuvieron poseídos por el demonio.

“Estoy convencido de que los nazis estaban poseídos por el diablo. Cuando uno piensa en las cosas que hicieron personas como Stalin o Hitler, ciertamente se ve que estaban poseídos por el demonio. Esto se ve en sus acciones, en su comportamiento y en los horrores que cometieron”, indicó.

Durante su trayectoria defendió el pensamiento que “el mal y el demonio pueden estar presentes en todas partes”, lo que lo hizo enfrentarse a sectores más progresistas de la Iglesia, quienes defendían la idea de que muchos poseídos en realidad tenían enfermedades mentales.

“Sé que hay muchos escépticos. A menudo se ignora la presencia del diablo. El exorcismo es el verdadero milagro de Dios”, declaró en 2004.

“Nunca he tenido miedo del diablo. De hecho, puedo decir que a menudo me tiene miedo”, fue otra de sus declaraciones.

Críticos de cine han asegurado que el director William Friedkin se inspiró en la vida del sacerdote para crear El Exorcista, hasta ahora máximo exponente del cine de terror, aunque aquello nunca ha sido confirmado.

Amorth fundó en 1999 la Asociación Internacional de Exorcistas, la cual presidió hasta su retiro en 2010. Tras aquello siguió ejerciendo, pero de forma más anónima.