No solo le interesó lograr la anhelada independencia de Chile; la agricultura también llamó su atención. Durante un viaje de estudios por Inglaterra, Bernardo O’Higgins trajo consigo conocimientos agropecuarios que aplicó en su hacienda de la comuna de Quilleco.

En el sector de Las Canteras, comuna de Quilleco en la región del Bío Bío, un joven Bernardo O’Higgins cultivó su amor por la agricultura y la naturaleza. Fue en estas tierras donde el considerado padre de la patria y prócer de la independencia, habría plantado un castaño que hoy cuenta con más de 200 años de vida.

El vetusto árbol fue parte de la Hacienda San José de Las Canteras y que O’Higgins heredó de su padre, Ambrosio, en 1804, después de volver de un viaje de estudios, en Londres, Inglaterra. El predio tenía una extensión aproximada de 40 kilómetros de oriente a poniente y limitaba con los ríos Rucúe, Laja y Coreo.

“El Castaño está ubicado en un lugar bien especial, donde se juntan tres comunas y también conecta con Chillán a través de un camino. (…) O’Higgins trajo muchos aportes desde Europa, especialmente en el área de la agricultura y ganadería”, cuenta Alejandro Mege Valdebenito, profesor, historiador y presidente del Instituto O’Higginiano de Los Ángeles.

Fotografía: Mirko Roca.
Fotografía: Mirko Roca.

Nuevos conocimientos

En plena Europa decimonónica, O’Higgins asistió a un colegio católico con régimen de internado, ubicado a las afueras de Londres, en Richmond. Allí, además de finalizar sus estudios, el joven Bernardo adquirió conocimientos que le permitieron desarrollar, más tarde, una agricultura innovadora y organizada en su hacienda de Quilleco.

A su regreso desde el viejo continente, O’Higgins parceló los terrenos, reunió a más de 400 familias trabajadores y llegó a tener incluso viñedos, 10 mil cabezas de ganados y 350 caballos.

“En esta inmensa posesión de terreno, Bernardo repartió pedazos de terrenos a familias, asignando potreros y haciéndolos partícipes de lo que ahí se producía”, comenta Manuel González Abuter, profesor de historia y concejal de Quilleco.

La faceta de agricultor de O’Higgins fue destacada, incluso cuando el prócer se encontraba enfermo y exiliado en el Perú. “La sociedad nacional de agricultura de la época le hizo llegar un certificado de reconocimiento por todo el trabajo que hizo en esta área”, agrega Alejandro Mege.

Fotografía: Mirko Roca.
Fotografía: Mirko Roca.

El ataque realista

Esta vida más íntima de O’Higgins no estuvo alejada de la política y del proceso de emancipación de la colonia española. El fundador de la Armada de Chile, reunió en su predio a los primeros soldados leales a la Independencia de Chile, denominados como “Las Milicias de La Laja”, en referencia al río colindante del sector.

Además, se cuenta que la hacienda también habría servido como centro de reunión para la denominada “Logia Lautarina”, organización en pro de la independencia de las colonias españolas en América, fundada en 1812 por revolucionarios hispanoamericanos, principalmente argentinos y chilenos.

Pero las reuniones secretas y esa vida agrícola que O’Higgins impulsó en la zona, se vieron interrumpidas abruptamente en 1813. Las 26 mil hectáreas, que conformaban el predio San José de Las Canteras, fueron asaltadas e incendiadas por las tropas realistas de España, durante el proceso por la Independencia de Chile.

“De aquel atraco sobrevivieron el actual castaño y una figura de la Virgen del Carmen, traída desde Cádiz, España, y que Bernardo O’Higgins le regaló a su madre; ambos elementos se transformaron en los únicos recuerdos del 1800”, comenta el profesor de historia Manuel González.

Más tarde, en 1823, para cuando O’Higgins ya había abdicado a su cargo de Director Supremo de Chile y se encontraba exiliado en Lima, Perú, la propiedad es vendida a Manuel Bulnes, general y presidente de la República entre 1841 y 1846.

Fotografía: Mirko Roca.
Fotografía: Mirko Roca.

Reconstruir el pasado

Han transcurrido más de dos siglos desde que O’Higgins llegó a vivir a la desaparecida hacienda y donde él mismo habría plantado el castaño. Hoy, su valor histórico quiere ser más realzado por el Instituto O’Higginiano, que en 1982 adquirió una hectárea de la propiedad.

Asimismo, en 2009 el Centro Cultural de Las Canteras presentó un proyecto de reconstrucción a la Municipalidad de Quilleco. Sin embargo, el terremoto de 2010 postergó los planes. En enero de 2018, la presidenta Michelle Bachelet visitó el lugar y firmó una compromiso para la construcción de la Casa Museo de Bernardo O’Higgins.

También, durante la ceremonia, la Empresa Arauco entregó el terreno aledaño en donde está ubicado “El Castaño” a la Municipalidad de Quilleco. La condición era que su uso fuera exclusivamente para la construcción de un museo en la zona.

“Se ha demorado más de lo que nosotros pensamos, porque ha habido que modificar planos, distribuir algunas dependencias, además del tema de los recursos. El proyecto partió con un valor de mil millones de pesos, pero ahora debe estar costando 1.300 millones de pesos”, detalla Alejandro Mege desde el Instituto O’Higginiano.

El museo contempla la construcción de lo que fue la casa de O’Higgins, conservando su estilo original. Además, contaría con un recinto cultural que serviría “para recrear la vida de Bernardo como agricultor y que sirva para reeducar a las nuevas generaciones respecto a la importancia que tuvo este sitio”, destaca Manuel González.

Desde 1999 el destacado arquitecto Osvaldo Cáceres González trabaja en el proyecto de reconstrucción de la hacienda patronal de O’Higgins, que destacó por ser “de madera, excepto la techumbre que era de tejas. Fue una novedad en esos tiempos, porque siempre se pensaba que los españoles hacían sus casas de una tipología con patio y de adobe, pero pasa que esta no era una casa hecha por españoles, sino que por un irlandés”, explica.

El profesional, agrega que la desaparecida vivienda tenía tres divisiones; la residencia, donde vivió O’Higgins con su familia; una capilla, ubicada al interior de la casa y que contó con un coro, balcón exterior e incluso una especie de atalaya o torre de vigilancia debido a las excursiones que hacían los indígenas de la zona; y en otro extremo un par de bodegas y corredores, donde incluso el propio Bernardo contó, a través de cartas, que recorría habitualmente para poder apreciar el amanecer o puesta sol.

Fotografía: Mirko Roca.
Fotografía: Mirko Roca.

¿Morir con olvido?

La faceta de O’Higgins como un agricultor dedicado e innovador es desconocida y, a veces, olvidada por los propios canteranos y quillecanos del sector.

Hasta hace un tiempo, para el 20 de agosto, fecha que conmemora el natalicio de O’Higgins en 1778, los desfiles, delegaciones militares y escolares eran frecuentes. “Quizás hoy se ha ido perdiendo esa connotación más ciudadana de antes. La gente embanderaba sus casas y decían que era el día en que había nacido O’Higgins”, opina Manuel González.

En la Escuela E-996, ubicada a cuatro kilómetros de Canteras, en el pueblo de Villa Mercedes, los estudiantes acostumbraban a marchar durante esta fecha en dirección hacia el “Castaño de O’Higgins”.

“A pesar de que el calor nos pegaba fuerte, era más fuerte la tradición de cumplir con la ceremonia”, recuerda Rocío Cáceres Soto, exalumna del establecimiento, quien participó de las actividades durante quinto y sexto básico.

Para José Francisco Sáez Rivas, cuidador actual del fundo San José de las Canteras, que aún conserva su nombre, el histórico y vetusto árbol “representa una imagen muy linda que la gente no sabe apreciar e incluso no saben que lo tienen acá, siendo que son del sector”, dice.

Por eso, el proyecto de museo, que considera una especie de réplica de la casa de O’Higgins, podría visibilizar al viejo castaño y su decimonónico pasado. Para el concejal Manuel González se trata de una tarea pendiente para el Municipio de Quilleco y para otros organismos de conmemoración histórica, para que así “Canteras se beneficie con el turismo local y sea reconocido como el lugar donde vivió O’Higgins”, sentencia.