Desde el año 1962, el Rodeo se considera como el “deporte nacional” en términos oficiales. Al respecto, ha sido una actividad de reducida y hermética participación, con altísima representación en sectores políticos y sociales conservadores, no pudiendo ser practicada por cualquier ciudadano dado el alto valor comercial de la indumentaria del Huaso, y como no, de los costosos caballos entrenados y novillos para las atajadas.