Pese al evidente y continuo desgaste de la confianza en las instituciones políticas, gremios empresariales y últimamente también en las instituciones del orden que hasta hace poco permanecieran con apoyo significativo de parte de la ciudadanía; las élites que conducen el modelo insisten en moderar los alcances de la crisis, sobre todo luego del evidente fracaso o retroceso del ímpetu reformista de la Nueva Mayoría, coalición que no ha logrado –siquiera parcialmente-, hacerse cargo del espíritu de su programa y proyectar el ideario que situó a Michelle Bachelet como pilar de una gobernabilidad neoliberal afable.
El poder constituyente y los guardianes de la Transición
