Definitivamente no hay manera de sustraerse a la unanimidad de este juego policial que consiste en descubrir, no al malo, sino al bueno. Descubrir al hombre o a la mujer buena que se han camuflado, para sobrevivir, en medio de los zombis. No cabe duda que allá afuera, en el descampado de la política, existen mujeres y hombres eficientes y justos, que son capaces de emprender la modernización de las instituciones y la renovación de los protagonistas.