“Educación pública, gratuita y de calidad” fue la demanda que comenzaba a oírse en 2006 con el movimiento pingüino y luego -con una fuerza inusitada- se tomó las calles en 2011, movilizando a miles de familias, estudiantes y a la sociedad completa”.
“Fue tanto el fervor de la protesta, que los gobiernos no tuvieron otra alternativa que tomar esa consigna y hacerla propia. Así, vimos cómo la administración anterior propuso la gratuidad, “en la medida de lo posible”. Y ahora, se habla de ampliar la gratuidad, e incluso, de cambiar la PSU. Pero la PSU no es el problema de fondo, sino más bien un síntoma”.
“Las soluciones que nos han presentado hasta ahora son, en realidad, pastillas para un enfermo terminal y los síntomas ya están apareciendo. Sin ir más lejos, 27 mil estudiantes perdieron la gratuidad este año”.
Revisa el Punto de Vista de la presidenta de la FEUC, Belén Larrondo, en Bío Bío TV.