“Cuando un ser humano, fruto del mérito, o de la presencia de circunstancias extraordinarias, logra cristalizar su identidad esencial en un plano de consciencia superior, y se instala desde un paradigma de observación de otra jerarquía, incluyendo en la mirada elementos de naturaleza esencial y sutil, que le permiten reconocer en cada otro ser humano su potencial evolutivo y la pertenencia a un Todo indivisible; cuando eso sucede, esta persona se encontrará habilitada para, en cada momento o circunstancia que se aprecie la presencia de un conflicto, trascender la habitual tendencia a categorizar o a dividir a quienes lo protagonizan, en bandos que se oponen, señalando a unos como buenos y otros como malos.”
“Este ser humano habilitado, será capaz de acoger a todos los involucrados en el conflicto, ofrecer una matriz que de contexto, que ubique en su justo valor a cada parte, promoverá efectivamente la disposición a enriquecerse en el encuentro con el otro, que en apariencia es un contrario, pero que finalmente complementa y aporta con su perspectiva, hasta alcanzar una comprensión de naturaleza superior y descubrir lo que ha lugar, una solución que sea favorable y justa para todos.”
Revisa la columna completa de Gabriela Torres Psicóloga e Investigadora en Desarrollo Esencial en Bío Bío TV.