“Las afirmaciones sobre el alcoholismo de Mozart tienen poco sustento”. La premisa es del doctor Jonathan Noble para el matutino británico The Guardian, y desmiente uno de los mitos urbanos más repetidos en torno a la figura del célebre compositor: su supuesto alcoholismo.

El rumor surgió en 1790 con el retrato pictórico de Johann Georg Edlinger sobre el músico. Allí, en la tela, Wolfgang Amadeus Mozart lucía con las mejillas rojizas y la cara hinchada; dos rasgos que con el tiempo fueron interpretados como pruebas irrefutables de su dependencia alcohólica, así como otro dato de la causa: su padre lo era.

Un caso similar ocurrió con Ludwig van Beethoven, otro autor de culto, al cual también se le vinculó con el alcohol para explicar su muerte.

A pesar que aún persisten dudas sobre ambos decesos, el doctor Noble se dedicó a estudiar todos los documentos médicos de los grandes compositores de la música clásica con el fin de esclarecer sus biografías. Las conclusiones las publicó en un libro: That Jealous Demon, My Wretched Health (2018).

“Si eres un alcohólico no te va a ser nada sencillo componer óperas y sinfonías (…). Puede que el alcohol inspire a otro tipo de artistas, pero cuando se trata de componer música clásica el resultado es muy diferente”, contó Noble a The Telegraph para explicar el sinsentido del mito.

Según el autor, estas confusiones se han tejido gracias a terceros, quienes han intentado mancillar la honra de celebridades en su época, tal como ocurre en nuestros días. “La reputación de muchos compositores ha sido mancillada. Aquí se hace un intento objetivo para hacer justicia a sus reputaciones”.

Con respecto a Ravel, por ejemplo, Noble recalca que no falleció de sífilis a pesar que no tiene documentos para probarlo, y de Benjamin Britten aseguró que murió a causa de problema cardíaco. En ambos casos, sus fallecimientos fueron asociados a enfermedades venéreas.