El reconocido creador francés y la Compañía de Danza Espiral, con la colaboración de Antonio Becerro, reponen en Perrera Arte “El testigo”, una estremecedora obra inspirada en Kafka.

Por Héctor Muñoz

Claude Brumachon y su asistente de dirección Benjamin Lamarche han venido tantas veces a Chile que no es raro encontrarse con ellos en Ahumada con Huérfanos decidiendo qué rumbo van a tomar.

Esta vez lo primero que hicieron en su regreso a Santiago fue visitar por el día Las Cuevas, al otro lado del límite con Argentina, para formarse una idea del camino serpenteante que tantas veces les llamó la atención desde un avión.

Los coreógrafos franceses no están en el país por turismo, sino por el montaje de dos obras. La primera de ellas se titula “Bellísima vida con tristeza y felicidad” y la presentaron en una única función con las bailarinas chilenas Ana María Venegas y Teresa Alcaíno, con quienes ya habían estrenado la pieza en Europa.

La segunda obra es la reposición de “El testigo”, un estremecedor deambulatorio con los integrantes de la Compañía de Danza Espiral, con los cuales ya habían mostrado este trabajo en 2014 en el Centro Experimental Perrera Arte.

El testigo

El testigo está inspirado en el universo de Franz Kafka (1833-1924). Tuvo su primera versión en 2001 en Praga y requere de un lugar cargado de energía como Perrera Arte, que hasta fines de la década de los 60 fue el lugar de exterminio de los perros callejeros de la ciudad.

“Cuando creamos esta obra había una lógica implacable en ella, una lógica que permanece. Esta pieza a mi juicio no envejece, porque habla del miedo, de la esquizofrenia, de la paranoia en que estamos inmersos. Con la globalización, al ser humano se le pierde algo del orden de la existencia, de lo propio del ser. A mí me parece que Kafka tenía una visión adelantada, era un visionario, en el sentido de percibir que la humanidad está siempre corriendo, corriendo, detrás de ese vacío. Tenemos que hacer El testigo de nuevo porque es universal y su impacto en el público es muy profundo”, dice Brumachon.

Claude Brumachon
Hugo Peña

Desde 1992, cuando realizaron un taller en el Instituto Chileno Francés de Cultura, esta dupla de coreógrafos franceses ha hecho una verdadera escuela de danza contemporánea en el país con montajes como “Folie”, “Icare”, “Los ruegos”, “Absance”, “De la tierra al viento”, “Las arenas del tiempo” y varias otras presentaciones en dúo.

“Busco la animalidad, lo salvaje, el gesto arcaico, el primer gesto antes de la cultura, antes de la política, antes de las leyes, antes de la sociedad, antes de que nos obliguen a decir: ‘Hola, ¿cómo estás?’. Antes. Lo que realmente es el ser humano antes de ser fabricado, civilizado. Por eso hablamos del gesto justo, el que no miente, el que no es falso”, sostiene Brumachon.

– ¿Habrá cambios en esta versión de El testigo?

– No, si una obra cambia, es otra obra. Esto es como leer un libro que te emociona: si te encuentras con el mismo texto diez años después, quizás lo leerás de otra manera, porque las personas cambian, pero el texto seguirá siendo el mismo.

Artistas independientes

A diferencia de 2014, los coreógrafos franceses llegan ahora al país como artistas independientes, pues ese mismo año, luego de cinco lustros de gestión, dejaron la dirección del Centro Coreográfico Nacional de Nantes (CCNN), cansados precisamente de la burocracia que tanto critican.

“Hoy estamos aquí y allá, primero con una pequeña compañía y después en un gran teatro. Es cierto, ya no tenemos un espacio físico donde trabajar, pero no importa donde estamos, no importa el lugar, la creación la tenemos dentro de nosotros”, apunta Lamarche en correcto español.

El testigo
Hugo Peña

Estos bailarines se conocieron y trabajan juntos desde 1981, y en la actualidad residen en Haute-Vienne, en Limoges. Es un hermoso escondite natural donde en verano instalan una plataforma para desarrollar algunas ideas, pensando siempre en destinos como París y otras ciudades europeas.

Apenas terminen su breve temporada en Chile, realizarán nuevamente una especie de conferencia bailada en la que conversan sobre su obra y un par de semanas después estarán dirigiendo un equipo de 200 personas en el montaje de la ópera “Fausto”.

“Hoy podemos ir desde lo más íntimo a lo más monumental”, reflexiona Lamarche. “En la actualidad trabajamos con tantos grupos y gente, que en verdad se siente la diferencia. Somos más libres y las cosas se hacen cuando se pueden hacer”, cuenta Brumachon, quien agrega que para ellos ha sido positivo alejarse de las instituciones, ya que eso los ha devuelto a lo principal del trabajo artístico. “Ahora nos sentimos como artesanos de la danza”, comenta.

Pandemia y la regresión de la liberación del cuerpo

Brumachon ve a sus bailarines como un receptáculo extremo del cual va extrayendo todo lo que permanece latente en ellos mismos: los temores, las alegrías y fracasos, los sueños. Describe su danza como “una especie de mayéutica del cuerpo” y, cuando se le consulta, qué dice el cuerpo en la actualidad, realiza un diagnóstico inquietante: “Al menos en Francia, que es la realidad que mejor conocemos, apreciamos una regresión. La liberación del cuerpo que hubo en los años 70, 80 o 90 ha dado pasos atrás y eso es preocupante, porque la libertad del cuerpo implica necesariamente la libertad de la mente”.

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– La pandemia fue particularmente dura con la danza, una disciplina que por naturaleza se resiste a la distancia física entre sus intérpretes. Claude, ¿cómo les tocó a ustedes?

– Sí, para muchos amigos bailarines fue una pesadilla y resultó muy difícil. Nosotros, personalmente, la soportamos bastante bien, porque la tomamos como un alto obligado. Yo hice 152 creaciones en 40 años, entonces, cuando llegó la pandemia, pensé que era una buena oportunidad para tomar un descanso. Ahí dijimos: “Ya estamos en este lugar en el campo, sigamos acá unos meses”.

Para mí fue un tiempo de reflexión bastante fuerte, intenso. Uno sabe que hay que acoger las cosas como vienen, pero de verdad la pandemia fue una situación tan extraña, tan compleja en relación a la vida en el planeta, a la ecología, a la tierra, a la sobrepoblación, que necesariamente nos exigía tener una mirada crítica. Para mí la pandemia hizo eso: vino y llegó así de repente, como si fuera algo lógico.

La humanidad va contra la pared

– ¿Se veía venir?

– De algún modo sí, porque es de lo que hablábamos hace años. Si tú tienes una mirada que proyecte para adelante, una mirada que, en su humildad, intente ser visionaria, definitivamente la humanidad va contra la pared. Me parece que el coronavirus fue una primera etapa, no sabemos lo que viene después, pero de seguro es mucho más grave. Entonces, si el ser humano no intenta pensar de otra manera, si no quiere cambiar el mundo, el consumismo, la mirada sobre el agua, no cabe duda de que vamos a encontrarnos con algo peor. Deberíamos cambiar todo, pero no estamos listos para eso. Estamos ahogados por lo material, atrapados en el plástico, vivimos en la dictadura del confort, la plata y la aparente seguridad. Para nosotros la pandemia fue el anticipo de algo que ya veníamos pensando.

– En una de tus últimas reflexiones te preguntabas si la política crea moda o es al revés. ¿Has encontrado una respuesta tentativa?

– Creo que estamos manipulados a nivel mundial. Porque las redes sociales ingresan en la intimidad y crean cosas totalmente innecesarias, fútiles. El control es total porque entran en nuestra mente, en nuestra vida. Hay gente que trata de mantenerse pura, pero cada día es más difícil porque la consumación se acelera. Cada vez es más difícil proteger tu vida. Es cuestión de mirar a los jóvenes, que viven como mariposas. La manipulación ha logrado entrar en el cotidiano de todo el mundo. Crean necesidades que no son tales; tú piensas que lo necesitas, pero no lo necesitas en verdad. Y una vez que se han creado estas necesidades, el proceso no se puede detener.

El testigo

Deambulatorio coreográfico de Claude Brumachon inspirado en el universo de Kafka
Asistente de reposición y dirección: Benjamin Lamarche
Intérpretes: Compañía de Danza Espiral

Funciones: Jueves a sábado desde el 12 al 21 de enero, siempre a las 20 horas
Dónde: Centro Experimental Perrera Arte, Parque de los Reyes s/n, Balmaceda con Bulnes, barrio Balmaceda
Adhesión: $ 10.000
Reservas: DM de @ciadanzaespiral y proyectos.ciadanzaespiral@gmail.com
Produce: Centro de Danza Espiral y Becerro and Campany