Son decenas, cientos, miles de ellos. En apariencia seres normales, en su vida cotidiana pueden pasar fácilmente como oficinistas, vendedores, choferes, temporeros, dueñas de casa, estudiantes o profesores. De hecho se han infiltrado en nuestra sociedad desde hace muchos años, desde 1851 para ser exactos, donde según los estudios, se conoció de los primeros especímenes que llegaron a Valparaíso. De ahí comenzaron a expandir su legado a lo largo y ancho de Chile.