El mensaje oculto que contiene la carta del Papa


Me tomaba la cabeza y la ponía cerca de sus genitales para darme la absolución; darse besos en la boca o pasear pos los pasillos tomados de la mano, era una costumbre entre algunos en el seminario, y cuando yo me negaba, me decían que tenía problemas de afectividad. Los más cercanos al sacerdote pasaban los fines de semana con él.
Como rito de iniciación, nos obligaron a entrar desnudos a una piscina, mientras el que estaba a cargo nos hacía tocaciones… Según datos que maneja el Vaticano y que seguramente usted no conoce, en Chile hay 4 veces más abusos sexuales en contra de niños (por parte de sacerdotes) que en América latina. 4 veces más. Y de los Obispos chilenos, al menos 1 de cada 3 ha sido acusado por esta causa. Hasta la semana pasada, yo no conocía estas cifras y me preguntaba de qué clase de desinformación hablaba el Papa. ¿Después de que defendiera públicamente a Barros, podía decir que no sabía nada o que había sido mal informado? Me parecía curioso que mandara a llamar a todos los Obispos y desconcertante también que se desentendiera de su propia responsabilidad. El hecho es que después de hacer un intenso trabajo de investigación, cambié de opinión. Ahí entendí que la carta de Francisco no se refería a Barros. Que no era casualidad que ni siquiera lo nombrara y que, en cambio, usara expresiones como “dolor de tantas víctimas”, de los “abusos sexuales de diversos consagrados”.