La tiranía de la estupidez

Hace algunos meses, un empleado de Google fue despedido de su trabajo porque dijo en un correo interno de su empresa que por razones biológicas, el hombre tenía más condiciones que la mujer en el área de la tecnología. Y la mujer, por su afectividad, su sensibilidad estética etc., ventajas en actividades artísticas y sociales ¿Cuál fue la justificación del despido? ¿El pecado del ingeniero? “perpetuar los estereotipos de género”. Estamos hablando de un fenómeno mundial que combina la idiotez con el entusiasmo creativo y agrega una dosis de fanatismo. Y es que como decía un político alemán, Dios se equivocó cuando le puso límites a todo, menos a la tontera. ¿Qué está pasando con nosotros? Fuera de broma ¿No hay una manera más inteligente de resolver algunos de los problemas que afectan a la mujer? ¿O tiene que ser poniendo en tela de juicio lo obvio, como que tenemos diferencias biológicas con los hombres que nos hacen ¡a Dios gracias! radicalmente distintas a ellos? Por de pronto, bastante más sensibles, más perspicaces, más astutas, menos ingenuas ¿Desde cuándo tener aptitudes para lo tecnológico (o sea, para manejar una máquina), es más importante o valioso que tratar con personas, que son mucho más peligrosas que los computadores?