Las voces se han multiplicado criticando a Marco Enríquez-Ominami por sus silencios sobre la relación de quien fuera su brazo derecho, Cristián Warner, con SQM, la empresa del ex yerno de Pinochet, Julio Ponce Lerou.
Por cierto no es el único caso en que aparece el recelo de que SQM financió la política, porque sobre SQM pesa la sospecha de que financió muchas campañas y muchos políticos, transversalmente.
A través de la arista Giorgio Martelli, por ejemplo, la sospecha que se ha instalado es que la campaña de Michelle Bachelet tuvo financiamiento de la empresa del ex yerno de Pinochet.
Las declaraciones del hijo de Bachelet, Sebastián Dávalos, el lunes 21 ante el fiscal de Rancagua, por el caso Caval, aportan más leña al fuego. Porque Dávalos fue -sorprendentemente- a hablar de SQM, no del caso Caval.
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