Melissa Gilbert, o más conocida como la actriz que dio vida a ‘Laura Ingalls’, reveló que padece una discapacidad neurológica que la atormentó desde las grabaciones de la famosa serie de televisión.
Melissa Gilbert cautivó a millones de televidentes a los diez años con su papel de la dulce Laura Ingalls en la icónica serie de televisión, ‘La pequeña casa en la pradera’ o también famosamente conocida como ‘La familia Ingalls’.
Sin embargo, lo que el público desconocía era el secreto con el que durante años lidió la actriz: ciertos sonidos, como el de alguien masticando, le provocaban una gran molestia, ¿por qué?.
‘Laura Ingalls’ y su desconocida discapacidad neurológica
En una entrevista con People, Gilbert recordó los momentos en que las grabaciones se convertían en un desafío para ella.
El sonido de chicles, el crujido de uñas o solo el sonido de golpear una mesa le daban ‘unas ganas enormes de salir corriendo’. “Me ponía roja como un tomate y mis ojos se llenaban de lágrimas,” reveló.
Ahora, ya con 60 años, la actriz describe esos momentos como “una parte realmente oscura y difícil de mi infancia”.
“Sentía una angustia intensa y me atormentaba sentir tanto odio hacia personas que, en realidad, amaba,” confesó para el medio.
Después de muchos años, Melissa Gilbert descubrió que sus intensas reacciones a ciertos ruidos se debían a una discapacidad neurológica llamada misofonía.
Esta condición provoca respuestas emocionales, fisiológicas y conductuales intensas y desagradables ante ciertos sonidos, y en algunos casos, también ante estímulos visuales.
“Lloré al enterarme de que mi condición tenía un nombre y que no era simplemente que yo fuera una mala persona”, reveló.
Durante mucho tiempo, su familia la consideró una niña quisquillosa, que “miraba a mis padres, a mi abuela y a mis hermanos con una expresión llena de odio”, recuerda. “Realmente pensaba que era grosera, y eso me hacía sentir muy mal y culpable”, agregó.
¿Cómo trató su discapacidad?
Pese a que ella conocía el nombre de su condición, Melissa no descubrió cómo tratar su estado hasta recién en 2023, cuando encontró el Centro de Misofonía de Duke.
“Escribí de manera aleatoria y pedí ayuda desesperada”, comentó. Allí aprendió que la Terapia Cognitivo-Conductual (CBT) es un tratamiento efectivo para la misofonía y por ello se sometió a 16 semanas de terapia intensiva.
“Me di cuenta de que podía soportar estas oleadas, aunque no van a desaparecer por completo. Ahora tengo herramientas para manejar la situación y me siento más en control“, enfatizó.