Cuando Britney Spears decidió raparse fue considerado un acto que reflejaba su inestabilidad emocional. Años antes, Sinead O’Connor mostraba este ‘look’ sin cabello, cuyo significado tenía que ver con despojarse de la imagen de femeneidad, ante los reiterados episodios de abusos que había sufrido en la infancia.

Sin embargo, en la actualidad la cabeza rapada en mujeres ha tomado otro significado, un poco más desafiante, rebelde para algunos, pero por sobre todo, una forma de demostrar seguridad. Incluso, en la pantalla es un look que está apareciendo, como la protagonista de la nueva adaptación de Gossip Girl, Julien Calloway, interpretada por Jordan Alexander.

José Miguel Gallardo, estilista y director de Tea Cut Studio, afirma a El País que, “al igual que muchas mujeres decidieron dejarse las canas después del confinamiento, en el salón nos encontramos ahora con muchas otras, principalmente jóvenes, que están decididas a acabar con su melena. Cuando hablamos con ellas, muchas coinciden en que, después de lo que hemos vivido en estos tiempos difíciles, han adquirido seguridad“.

“Lo hacen por elección y dan rienda suelta a un deseo oculto de sentirse libre, de experimentar, y desde luego, por convencimiento. A la hora de demandarlo aparece la admiración, la necesidad de mostrarse de otra forma, las hace conectar con su sensualidad. Quieren verse más sexys, quieren estar más cómodas, que el tiempo que le dediquen al cabello, no sea tanto”, agrega Gallardo.

La elección de quitarse el cabello

En el cine, varias actrices para cumplir sus roles debieron raparse. Sus personajes elegían este estilo, por lo que Sigourney Weaver como Ripley en la tercera entrega de Alien, Demi Moore en La teniente O´Neil o Charlize Theron en Mad Max: Fury Road, mostraban mayor fortaleza al desprenderse del cabello.

“Su propia supervivencia, demostrar su valía femenina y, en el último caso, nada menos derribar simbólicamente el patriarcado para levantar una sociedad más justa y más libre”, explican expertos a revista Vanity Fair.

Otros casos conocidos son el de la modelo y actriz Cara Delevigne, la cantante Rihanna, la actriz Kristen Stewart, entre otras, han dado este salto de “rebeldía”, pero también de empoderamiento y seguridad, demostrándolo también en las diversas alfombras rojas a las que han asistido.

Elías Pedrosa, estilista, indica a El País que: “Ahora mucha gente se decide a desprenderse de su cabello, bien para cambiar de look, renovar energías o simplemente por estar más cómodos”.

En el caso de la actriz, escritora y activista Rose McGowan, dijo en una entrevista en el programa Jeremy Vine, que: “‘O tienes melena o los hombres de Hollywood no te darán papeles porque no van a querer tener sexo contigo. Consérvala’, me decía mi agente, por lo que decidí que eso no debía ser de esa manera y decidí cortarlo”.

El vicepresidente del Colegio de Psicólogos de Honduras, Felipe Pineda, explica al medio local La Prensa que: “es sólo un comportamiento de seguir modelos, aunque parecen ser anormales, lo cierto es que es algo muy normal, a excepción cuando implica algún daño”.

El estilista Luciano Cañete, sostiene a El Mundo, que “la cabeza rapada es el corto más rebelde y radical de todos, una forma de protesta; personalmente, es el corte que hay que hacerse al menos una vez en la vida, es como romper con todo”.

“Hay que reconocer que un cambio drástico en esta situación de incertidumbre puede venir hasta bien. Nos puede dar fuerza, nos vemos como personas nuevas ante una situación nueva, con un ‘look’ renovado que nos fuerza. Es como hacer una limpieza interior a través del pelo, una manera de quitar lo malo”, agrega.

Pese a todos los simbolismos, los expertos en cabello apuntan a que ante esta decisión, debe realizarse en manos de un profesional, para así evitar cualquier daño al cuero cabelludo u otras lesiones con las afeitadoras.