Almacenar correctamente los alimentos en casa es esencial para ahorrar dinero y evitar el desperdicio. Por eso, es crucial distinguir entre aquellos que son aptos para el congelador y los que no lo son.

Aunque muchos creen que congelar siempre es una buena opción para conservar alimentos, esto no siempre es cierto: algunos pueden arruinarse por completo.

Por esta razón, varios expertos consultados por The Washington Post han señalado cuáles son los alimentos que no deben congelarse, o que requieren precauciones especiales al hacerlo.

Los alimentos que no debes meter al congelador

1. Ciertas verduras

Evita congelar vegetales con alto contenido de agua, como lechugas y pepinos, ya que se vuelven blandos al descongelarse.

Otros, como apio, col y tomates, se pueden congelar, pero solo sirven para preparaciones cocidas. Además, la mayoría de los vegetales se benefician de un escaldado previo de dos a tres minutos antes de congelar.

Las papas son complicadas, puesto que crudas pueden volverse blandas y perder sabor; es mejor congelarlas ya cocidas o blanqueadas.

2. Hierbas frescas

Cuando congelas hierbas, su color y textura pueden cambiar, por lo que no se recomienda usarlas como guarnición después de descongelarlas.

Una técnica útil para almacenarlas congeladas es picar las hierbas y ponerlas en cubos de hielo con aceite de oliva. Una opción similar es procesarlas y luego esa mezcla verterla en los cubitos de hielo.

3. Lácteos líquidos y cultivados

La leche, crema y suero de leche pierden su cremosidad y textura al descongelarse. Al congelar, el agua y las proteínas se separan, volviendo los lácteos delgados o granulados.

No uses lácteos descongelados en platos sin cocción o donde sean protagonistas, como flanes y pudines; aunque pueden funcionar en productos horneados y puré de papas. Además, la crema espesa descongelada no se bate bien.

Los lácteos cultivados, como yogur y crema agria, tampoco deben usarse en platos sin cocción.

4. Queso

Al congelar queso, su contenido de agua forma cristales de hielo que afectan la textura. Los quesos más duros con menos humedad se conservan mejor, pero pueden volverse granulados o quebradizos. Los quesos suaves y con cortezas enmohecidas o lavadas pueden ver interrumpida su actividad orgánica.

El queso congelado, bien envuelto y sellado, puede funcionar en platos donde se derrite o tiene un papel secundario, aunque con un sabor algo reducido.

Para una tabla de quesos, mejor no congelarlo.

5. Huevos crudos

No se recomienda congelar huevos enteros con cáscara. En su lugar, puedes romperlos, batir las claras y yemas juntas, y congelar la mezcla en recipientes o bandejas de hielo.

También es posible congelar las claras y yemas por separado; para mejores resultados, añade una pizca de sal y 1½ cucharadita de azúcar o jarabe de maíz por cada cuatro yemas.

6. Postres a base de crema o merengue

Pasteles o productos horneados con rellenos de crema o natillas, como los de crema de coco o chocolate, pueden separarse y volverse acuosos o grumosos.

La excepción principal son los postres que están diseñados para ser congelados, como helados y pasteles de nevera, donde el azúcar y el batido previenen la separación.

Por su parte, los merengues descongeladas pueden volverse blandas, duras o esponjosas.

7. Carnes curadas

Incluso congelados, los embutidos curados, como el jamón serrano, pueden volverse rancios debido a su alto contenido de grasa y sales de curado. Se recomienda un tiempo máximo de almacenamiento de uno a tres meses.

No se recomienda congelar paquetes de tocino ya abiertos.

8. Especias

Almacenar especias en el congelador o refrigerador puede parecer exagerado. Sin embargo, si tu cocina es muy calurosa y húmeda, o has tenido problemas con grumos o pérdida de sabor en tus especias, podría ser útil guardarlas en frío.

Es importante asegurarse de que las especias estén bien selladas para evitar que la congelación introduzca humedad, lo que podría afectar su calidad.