"La ignorancia muchas veces lleva a apoyar la idea de un gobierno autoritario sin tener a la vista sus desastrosas consecuencias o a condenar a algún sector político sin saber nada o muy poco de política".

Recientemente se presentó en Chile21 la encuesta CERC- MORI sobre la imagen de la dictadura a 50 años del golpe.

Solo dos indicadores: en 2023 un 42% cree que éste destruyó la democracia (en 2013 era 62%), por otro lado, el 36% cree que nos liberó del marxismo (en 2013 era 18%). Asimismo, en 2023 sólo un 41% considera que nunca hay razón para dar un golpe de Estado (en 2013 era 68%) y un 36% considera que los militares tuvieron razón para hacerlo (en 2013 era 16%). Según estas cifras tras diez años la imagen de la dictadura habría mejorado y los valores democráticos se habrían deteriorado en la población. ¿Será tan claro esto?

En los debates recientes ha surgido la idea del “negacionismo” para señalar relativizaciones y/o apoyos a la dictadura. Pero, para comprender bien este fenómeno y no sobre interpretarlo, debemos atender que no todas las actitudes positivas hacia la dictadura son del mismo orden ni intensidad. Así, se puede ser negacionista por desconocimiento de la evidencia y opinar sobre una coyuntura apoyándose en el pasado sin tener claridad sobre los hechos.

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Antipinochetistas por siempre Martes 25 Julio, 2023 | 12:31

La ignorancia muchas veces lleva a apoyar la idea de un gobierno autoritario sin tener a la vista sus desastrosas consecuencias o a condenar a algún sector político sin saber nada o muy poco de política. También se puede ser negacionista por oportunismo valorando un aspecto positivo de una dictadura en el pasado frente a un contexto determinado de la actualidad. Si hoy aumenta la delincuencia y en dictadura había mucha menos, alguien podría pensar que una dictadura es mejor para controlar la delincuencia. En ambos casos vale la pena preguntarse qué se ha hecho por reforzar el conocimiento de la historia y los valores democráticos en la población.

Un caso aparte es el negacionismo ideológico o por convicción. En estricto rigor, aquí no hay negacionismo, porque no se desconocen las atrocidades de una dictadura, más bien hay una valoración positiva de ellas, se les justifica e incluso defiende. Lo que tenemos aquí es más bien una “contra memoria” de la dictadura, otra lectura de los hechos y una lucha por imponer una dimensión positiva de ella. Como en la mayoría de los republicanos, este tipo de opiniones siempre existe, pero no siempre se expresan cuando la lectura sobre el pasado es ampliamente compartida en la población. En este sentido, debiéramos preguntarnos ¿qué permite que las memorias reivindicativas de la dictadura se expresen hoy con mayor fuerza?

No, los chilenos no se han vuelto más pinochetistas, es la debilidad de la democracia para enfrentar los problemas del presente lo que abre la puerta a revisitar el pasado cuando se pregunta por ello, pero… ¿cuán estables son estas opiniones basadas en la ignorancia y el oportunismo? la veleta de los apoyos puede girar rápidamente en otro sentido. Frente a esto, la eficacia de la democracia es el mejor antídoto contra los negacionismos.

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