La Octava Sala de la Corte de Apelaciones de Santiago decidió, en forma unánime, aumentar la indemnización que el fisco deberá pagar a una paciente que fue tratada por más de 20 años por una enfermedad que no padecía.

La mujer relató en la acción judicial que en octubre del año 1991 llegó hasta el Hospital San Juan de Dios para ser atendida por el Servicio de Neurología. Tras varios exámenes, se le diagnosticó epilepsia y se le dio el tratamiento para ello con fenitoína.

Durante cuatro años tuvo controles regulares, pero su ficha se extravió a pesar de que fue varias veces al centro asistencial.

Luego, en 2010 se le realizó un electroencefalograma en el mismo hospital, donde se confirmó el diagnóstico y se conformó una nueva ficha clínica.

Tras ello, pasó por varios otros profesionales, manteniéndose el diagnóstico y el tratamiento con fenitoína en distintas dosis. En 2015, dicho tratamiento le provocaba cefalea migrañosa, convulsiones, alteraciones graves de la memoria, insuficiencia respiratoria nocturna, trastornos graves del sueño, insomnio, crisis de angustia y nauseas. Además, se vio obligada a dormir sentada.

Ese mismo año, una médica decidió cambiarle el tratamiento e incluyó el medicamento carbamazepina, lo que le generó adormecimiento facial, somnolencia, ataxia y confusión mental.

Fue así donde llegó a un nuevo neurólogo, quien le explicó que nunca tuvo epilepsia. En realidad lo que sufría era apnea de sueño.

Indemnización

En primera instancia se determinó que la indemnización para la paciente sería de $10 millones. Sin embargo, en la apelación el tribunal de alzada la subió a $30 millones.

Esto “atendida la entidad del menoscabo que sufrió y a la situación particularmente penosa a la que se vio expuesta durante años, todo lo cual es posible desprender de la valoración que se hace de la prueba rendida al efecto y que se sintetiza en el fallo de primer grado y de aquella acompañada en segunda instancia”.