Las fuerzas israelíes lanzaron una serie de ataques aéreos contra las milicias palestinas en la Franja de Gaza, luego de que estas dispararan tres proyectiles contra Israel, dos de los cuales fueron interceptados.

Los intercambios se reanudaron luego del anuncio del plan de paz de Estados Unidos, que fue apoyado por Israel y rechazado por los palestinos.

La Franja de Gaza fue escenario de intercambio de proyectiles entre Israel y las milicias palestinas por tercer día consecutivo este 31 de enero.

La escalada no deja víctimas mortales hasta el momento, pero marca el episodio de mayor tensión desde noviembre de 2019 y ocurre después de que Estados Unidos presentara su plan de paz, que fue respaldado por Israel y rechazado fuertemente por los palestinos.

En concreto, las fuerzas israelíes informaron que realizaron una serie de ataques aéreos contra posiciones del movimiento islamista Hamás, al que el Gobierno israelí culpa de las acciones palestinas en Gaza.

Esa ofensiva ocurrió como respuesta al lanzamiento de tres misiles contra Israel, dos de los cuales fueron interceptados.

Según el Ejército de Israel, los militantes palestinos también lanzaron “globos explosivos” y un francotirador efectuó disparos desde una antena de observación y, posteriormente, dispararon tres rondas de morteros.

En su respuesta, las fuerzas israelíes aseguraron que alcanzaron objetivos de Hamás, incluida “infraestructura subterránea utilizada para fabricar armas”, y un tanque militar de Israel lanzó disparos contra un puesto de la milicia.

Estos enfrentamientos significan una interrupción de la relativa tranquilidad que estaba viviendo Gaza en los últimos meses, en medio de un proceso de mediación entre Israel y Hamás liderado por Egipto. El movimiento islamista había cesado el lanzamiento de proyectiles y paralizado las protestas semanales, mientras que Israel alivió el bloque sobre Gaza, implementado luego de que Hamás tomara el poder de las fuerzas leales a la Autoridad Palestina en 2007.

Sin embargo, el plan anunciado por el presidente estadounidense Donald Trump recrudeció las tensiones. Mientras Israel lo calificó como “el acuerdo del siglo”, tanto Hamás como la Autoridad Palestina lo han rechazado enérgicamente, entendiendo que aceptarlo significaría otorgar enormes concesiones a Israel.

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El proyecto le permitiría a Israel anexar todos sus asentamientos judíos en los territorios ocupados de Cisjordania, incluido el Valle del Jordán. Y a los palestinos les ofrece un autogobierno limitado en Gaza, partes de Cisjordania y algunas áreas escasamente pobladas de Israel, a cambio del cumplimiento de una larga lista de condiciones.

Una convocatoria reducida en Palestina y miles de manifestantes en Jordania

Las fuerzas israelíes han fortalecido su presencia en la Cisjordania ocupada y en distintos puntos de la región por temor a que se produjeran protestas multitudinarias y violentas de los palestinos.

Sin embargo, las convocatorias de los últimos días han tenido una respuesta reducida y dispersa, más allá del rechazo mayoritario de la población palestina contra el proyecto de Trump. Un grupo de palestinos fue dispersado por las fuerzas de seguridad cuando cantaba eslóganes nacionalistas en la Explanada de las Mezquitas, en la Ciudad Vieja de Jerusalén.

Por su parte, las oraciones de los viernes en la mezquita de al-Aqsa concluyeron pacíficamente y, según la administración del lugar, unos 30.000 fieles asistieron a la jornada.

Ese sitio, conocido por los musulmanes como Haram al-Sharif o Santuario Noble, es el tercero más sagrado del islam, detrás de La Meca y Medina, en Arabia Saudita. Y, a menudo, las jornadas de oraciones han culminado con manifestaciones y enfrentamientos.

Donde sí hubo manifestaciones fue en la vecina Jordania, donde miles de personas salieron a las calles para protestar contra el plan de paz. Los manifestantes ondearon banderas jordanas y palestinas y quemaron banderas israelíes, además de corear consignas como “Trump es un cobarde” y “aquí estamos, al-Aqsa”, en referencia a la mezquita de la Ciudad Vieja de Jerusalén, que también es considerado sagrado por los judíos.

La ONU expresa su “preocupación” por una escalada de conflicto tras el plan de Trump

Por su parte, Christian Saunders, jefe interino de la agencia de la ONU para la asistencia de los refugiados palestinos, expresó su “preocupación” por las consecuencias que el plan anunciado por Estados Unidos pueda tener en el conflicto entre Israel y Palestina.

El enviado de la ONU indicó que “mucha gente todavía está en estado de shock por la propuesta”, pero advirtió que “no sé lo que sucederá después de que esa conmoción desaparezca”. “Ciertamente tenemos serias preocupaciones de que dará lugar a una escalada de enfrentamientos y violencia”, advirtió.

Saunders, que lidera la agencia que brinda servicios básicos a 5,6 millones de desplazados palestinos en todo Medio Oriente (incluyendo Cisjordania y Gaza), remarcó que “los refugiados palestinos también buscan tranquilidad en momentos como este, cuando sus derechos y seguridad se ven amenazados”.