El viernes 3 de agosto entró en vigencia la ley que prohíbe la entrega de bolsas plásticas en el comercio. Según la medida, quienes la transgredan se expondrán a multas “a beneficio municipal” de hasta 5 Unidades Tributarias Mensuales por cada bolsa entregada, cerca de 240 mil pesos.

La norma, que tiene un 95% de apoyo ciudadano, de acuerdo a la Encuesta Nacional del Medio Ambiente 2018, amenaza hoy a las principales firmas del rubro y pone en riesgo 3 mil puestos de trabajo directos.

Las grandes empresas de las bolsas de plástico tipo camiseta ya se encuentran en proceso de liquidación, a lo que se suman 30 pymes que están en riesgo, según informó el Diario Financiero.

Posibles cierres

Tras 32 años, The Bag (Mendoza y Cía Limitada), que contaba con 150 empleados, ya debió reducir su dotación en un 40% y evalúa su continuidad operacional.

Inapol, operativa desde 1987 y con cerca del 25% del mercado, ya anunció cierre de su unidad para el próximo mes. Según su sitio web prestaba este servicio a supermercados como Jumbo, Walmart, Tottus y Unimarc.

Ormaflex, de menor tamaño, ya solicitó su liquidación ante los tribunales de justicia. Plásticos Lo Pinto, está en pleno proceso de cerrar sus operaciones.

¿Reinventarse?

Conforme el citado medio, fuentes internas de las marcas advierten que reinventarse no es algo que se pueda hacer de un día para otro, ya que la naturaleza de trabajar con plástico supone renovación constante de maquinaria y su debido endeudamiento bancario.

Leonel Sánchez, gerente de ventas de Plásticos Bilbao, afirma que esta opción crediticia se acabó desde el momento en que el plástico “está en el suelo”. Situación empeorada por el hecho de que las máquinas no sirven para trabajar otro producto, como bolsas de papel o polímeros diferentes.

Desde Asipla informaron que eran 25 mil las toneladas anuales que se producían de bolsas camisetas y que el 60% de ellas eran utilizadas para basura domiciliaria. “El problema no es el plástico, sino que la basura, que no es sólo plástico”, dijeron.