Más tarde que nunca iba a pasar. Era un “secreto a voces”. La agencia calificadora de riesgo Standard & Poors rebajó la nota crediticia de Chile, por primera vez en 25 años. De AA- quedamos a A+. Antes, estábamos en el nivel de países como China, y ahora estamos en el escalafón de Israel o Japón.

Pero ¿qué es esta nota? Las calificadoras de riesgos le ponen una nota a cada país en base a su capacidad de pago, perspectivas de crecimiento y hasta por su escenario político: aquello genera un perfil que permite definir cuán riesgoso o cuán confiable es, y a partir de ahí se comienzan a definir las tasas de interés a las que un país puede acceder a financiamiento.

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¿Qué paso en el caso de Chile? El prolongado periodo de bajo crecimiento ha dañado los ingresos del fisco, contribuyendo a incrementar la deuda pública, sumado a los bajos precios del cobre y bajos niveles de confianza.

El ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, calificó este escenario sin ambigüedades. “Es una mala noticia”. Eso sí, destacó la modificación de la perspectiva, la cual pasó de negativa a estable. Sin embargo, señaló que esto significa que no habrá espacio para mayor gasto en el Presupuesto 2018.

Sumado a lo anterior, señaló que “nadie puede esconder su responsabilidad en esto”, ya que el Gobierno lleva la política fiscal en Chile -a su juicio- con la estrategia correcta.

Como sea, entre 2013 y 2016, el PIB per cápita creció sólo un 1,4%: un hecho que sumado a una mayor presión política para impulsar el gasto en programas sociales ha desembocado en que la deuda neta del fisco llegará a un 11% del PIB este año, según una minuta distribuida por Hacienda.

Para el economista Joseph Ramos, el déficit fiscal estructural se viene arrastrando desde los gastos por el terremoto de 2010. En ese contexto, explicó que no se aprovechó la bonanza del cobre en el gobierno de Sebastián Piñera, ni en el de Michelle Bachelet.

A partir de ello, Standar and Poors tomó en cuenta el compromiso de nuestro país de anclar políticas fiscales y monetarias a un marco de reglas transparentes. Así, de forma inevitable, tendremos que mirar hacia el Presupuesto 2018. De hecho, el economista de BCI Estudios, Antonio Moncado, estima que éste tendrá menos holgura fiscal.

Pero el presupuesto no es sólo el gasto en políticas públicas, también es una herramienta de reactivación para sectores del oficialismo. El presidente de la Comisión de Hacienda del Senado, Carlos Montes (PS), plantea que el presupuesto del próximo año debe incluir un potente plan de inversiones.

En tanto, el senador Juan Antonio Coloma (UDI), sostiene que esta baja en la calificación crediticia se debe a un mal manejo económico y a las reformas del Gobierno.

Desde el empresariado, el presidente de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), Bernardo Larraín Matte, calificó como una mala noticia para el país la baja en la calificación, agregando que llegó el momento de pasar de las declaraciones a los hechos.

De este modo, en términos prácticos, a Chile le va a costar más caro endeudarse. En algunos meses tendría efectos en la renta fija y el valor del dólar, a pesar de que el mercado lo tenía internalizado mayormente. Significará un aumento en los premios por riesgos de largo plazo de nuestro país y, evidentemente, tendrá un efecto fiscal para el próximo Gobierno.