Referentes de la pedagogía crítica se darán cita en un seminario que actualiza el legado del educador brasileño que innovó en la alfabetización y el uso de la pedagogía como una herramienta de emancipación. Algunos argumentos sobre el valor de esta ilustre celebridad de los círculos educativos a continuación.

Por Carlos Salazar

El pasado 19 de septiembre, el navegador Google actualizaba su página de inicio con un doodle homenaje al centenario del educador brasileño Paulo Freire. Una figura global y trascendental digna de aparecer en cada búsqueda de internet ese día, brilla desde una periferia intelectual -solo- como referente de la pedagogía y la filosofía, pese a su extraordinario legado.

Nacido en Recife en 1921, Paulo Freire suele ser considerado uno de los pensadores más influyentes del siglo XX desde que, como trabajador social en entornos obreros, creara un modelo educativo universal para alfabetización de adultos que involucraba la propia experiencia del alumno a través de las “palabras generadoras”: unidades de aprendizaje en las que se usaban, por ejemplo, ladrillos o palas, si es que se trabajaba en educar a albañiles o jornaleros. Esta metodología, que podía llegar a alfabetizar hasta a 300 trabajadores rurales en 6 semanas, tendía a lograr la autonomía y la libertad del oprimido y un intercambio cultural entre educadores y estudiantes.

Las ideas radicales de Freire en busca de una sociedad democrática a través de la educación y el éxito de lo que llamaría más tarde “La pedagogía del oprimido”, le valieron un exilio que no hizo más que aumentar el alcance de su misión por Bolivia, Argentina, Chile y recónditos lugares de la Micronesia como Filipinas, Vanuatu, Nueva Zelanda, Fiyi, Timor o Papúa Nueva Guinea donde se le recuerda como una celebridad.

La profesora de la Universidad de Buenos Aires e investigadora CLACSO sobre Educación Popular y Pedagogías Críticas, María Mercedes Palumbo, recuerda el carácter político del pensamiento freireano como un factor actual de transformación social, histórico, cultural y geopolítico.

“Este legado cuenta con un sentido de transformación social en la práctica docente que sitúa a los/as profesores/as como productores y productoras de saber pedagógico y no como meros reproductores de un conocimiento ajeno, sino que cuenten con la posibilidad de que los/as docentes generen constantemente ejercicios de autocrítica y revisión de sus posicionamientos y prácticas”, sostiene María Mercedes Palumbo.

En tanto, la decana de la Facultad de Pedagogía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Beatriz Areyuna, también celebra este centenario y advierte sobre sectores conservadores que son reacios a reconocer la obra de Freire y cualquier aporte emancipador de la pedagogía crítica que esté a favor de sectores subordinados.

“Hay un grupo de la sociedad al que le es funcional particularmente mantener a otros en la subalternidad y que no les interesará que usemos las concepciones freirianas o esta pedagogía de las preguntas”, dice Beatriz Areyuna.

Un pensador endógeno para América Latina

Respecto a la misma crítica, la profesora Palumbo también estima que la pedagogía crítica de Paulo Freire suele ser considerada desde un elemento de sesgo y propaganda por las élites. Estos dardos suelen provenir desde sectores neoconservadores y derechistas con una agenda propia, coincide con Areyuna.

“Más que sesgo y propaganda, lo que encontramos en Freire es una educación que asume explícitamente la naturaleza política de todo acto educativo, se reconozca o no esta dimensión“, subraya la docente argentina.

“La pedagogía crítica es un campo formativo en tensión y conflicto. A veces puede existir ese sesgo, ese puente de la propaganda, pero no es algo que me preocupa tanto, porque quienes nos posicionamos en y desde la pedagogía crítica no somos neutrales y en lo posible tampoco ambiguos. Decimos, nombramos que la pedagogía crítica mira hacia el sur, se territorializa a la izquierda, se hermana con la tierra y hace una elección para estar con los desiguales, los excluidos”, explica sobre este mismo tema la doctora en Educación e integrante del Grupo de Trabajo CLACSO, Piedad Ortega, desde Colombia.

Sobre este legado emancipador de la educación, la decana Areyuna, comenta reflexiona ante una metodología que está viva y evoluciona para resignificar la enseñanza en cada momento histórico.

“Su presentismo es antecesor a los grandes cambios de paradigmas de la sociedad actual, también define el rol de las subjetividades y las corporalidades en estos procesos como algo que jamás nos terminará de sorprender como la razón que define a Freire como una mente latinoamericana. Muchos dicen que Paulo Freire es el único pensador endógeno de Latinoamérica y para América Latina”, reflexiona Areyuna.

Las profesoras Ortega, Palumbo y Areyuna, junto a otros referentes en pedagogía crítica como el doctor en Filosofía Walter Kohan y el director de Clacso-Brasil, Pablo Gentil, serán expositores en las jornadas conmemorativas “Paulo Freire, un siglo de luchas. Diálogos de una educación emancipadora”, organizado por la Facultad de Pedagogía de la Universidad Academia de Humanismo Cristiano.

El seminario se extenderá hasta el 11 de noviembre. Puedes conocer el programa completo en https://www.academia.cl/paulo-freire