Este jueves 16 de octubre debuta en Netflix El juicio de los 7 de Chicago, la nueva película de Aaron Sorkin basada en uno de los episodios judiciales más controversiales de fines de los sesenta en Estados Unidos, todo esto en plena “revolución contracultural”.
La trama ahonda en las consecuencias judiciales y políticas de las protestas que en 1968 se concentraron en las afueras de la Convención Nacional Demócrata, marcadas por la represión policial y la consigna que por entonces aunaba a miles de jóvenes: el retiro de las tropas norteamericanas de la guerra de Vietnam.
El violento choque callejero entre manifestantes y efectivos de la Policía y la Guardia Nacional, motivó un juicio contra los principales convocantes de la manifestación: siete líderes de diversas organizaciones que fueron indicados como responsables de los desmanes.
Así, Abbie Hoffman (Sacha Baron Cohen), Jerry Rubin (Jeremy Strong), David Dellinger (John Carroll Lynch), Tom Hayden (Eddie Redmayne), Rennie Davis (Alex Sharp), John Froines (Daniel Flaherty) y Lee Weiner (Noah Robbins) fueron llevados al tribunal, en un juicio que se extendió por meses y que dejó en evidencias las grietas discriminatorias del sistema judicial estadounidense.
El elenco lo completan Joseph Gordon-Levitt como el abogado Richard Schultz, Yahya Abdul-Mateen II como el crucial Bobby Seale (fundador de las Panteras Negra), y Mark Rylance como el defensor William Kunstler, abogado responsable de defender al grupo de dirigentes.
“Espero que haya mucho de él (W. Kunstler) en mí”, contó Rylance a BioBioChile. “Lo admiro mucho. No estoy entrenado legalmente, pero creo que comparto su sentido de indignación e injusticia, y su deseo de darles una voz a aquellos que nos la tienen”, agregó.
En la historia, el rol del abogado es fundamental: es el único que defiende y entiende, en parte, la legitimidad del sistema judicial y las posibilidades que este brinda, a pesar de las suspicacias de los imputados.
El juicio en sí, bien podría ser descrito como una postal perfecta de aquel periodo, caracterizado por el movimiento hippie, las discusión sobre los derechos civiles, la revolución sexual de los sesenta y el fin de la guerra de Vietnam. Un periodo histórico del que Rylance se siente parte.
“Soy ciudadano inglés, pero crecí en Estados Unidos durante esa época, entre 1963 y 1978. La cultura de los sesenta tuvo mucha influencia en mí, particularmente la música, el arte y las películas. La política, bueno, vimos a la política caer muy hacia la derecha, Thatcher y Raegan, o en tu país gente que no fue muy compasiva”, contó.
“Entonces, los sesenta fueron años de expresión de grandes ideales, de que la sociedad fuera más justa y que nos preocupáramos por el otro. Tristemente también fue una época en donde vimos la esperanza ser aplastada y suprimida, y también fallar en cambiar el mundo”, sentenció el intérprete.
(P): ¿Ve alguna conexión entre aquel juicio a los 7 dirigentes, en los sesenta, y el convulso presente político de estos días?
(R): “Sí, lo creo. Siempre hay gente joven que está muy inspirada sobre lo que es posible en el futuro, y todas las personas también se han desgastado. Podrían haber sido visionarios cuando jóvenes, pero quizás se han vuelto cínicos y se han preocupado más por la seguridad cuando envejecen y se asustan con el cambio.
La gente joven es muy valiente y desafortunadamente muchos de ellos son enviados a la guerra. Pero estos jóvenes, que se rehúsan a ser utilizados para reprimir a la gente de Vietnam, ellos insisten que sus capacidades y conocimientos pueden ser utilizados para liberar a su propia gente”.
(P): ¿Qué parte de la personalidad de William Kunstler fue la más importante para la construcción de este personaje?
(R): Su habilidad para escuchar y cambiar su opinión, su indignación, su habilidad para cambiar, sobre todo. Él no es un hombre viejo, no es joven, pero tiene la habilidad de cambiar. Y creo que, hablando como un hombre mayor, yo mismo, si quieres sobrevivir, tienes que seguir cambiando. Si paras de cambiar, vas a morir.
