El embargo de Estados Unidos y el acercamiento a Europa marcan la agenda, en los próximos días, de Cuba en Bruselas, donde el gobierno comunista recibió de nuevo este miércoles el apoyo de sus socios latinoamericanos para que se ponga fin a un bloqueo “inhumano e ilegal”.

A pesar de la ausencia destacada del presidente Raúl Castro, del que se rumoreó hasta el último minuto que podría asistir a la cumbre de dos días entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac), iniciada este miércoles, Cuba llegó con una importante delegación encabezada por el número dos del gobierno, el vicepresidente Miguel Díaz-Canel, y el canciller Bruno Rodríguez.

Para Cuba, esta cumbre es sólo el preámbulo de dos días de negociaciones bilaterales directas con los europeos, previstas el 15 y el 16 de junio en Bruselas.

“Estamos en un momento en el que se aprecia que hay mayor voluntad política desde los países europeos para tener un diálogo de respeto, no injerencista, no discriminatorio hacia las naciones de América Latina y del Caribe” dijo Díaz-Canel a su llegada a la capital belga, citado por el ministerio cubano de Exteriores.

La lucha contra el histórico embargo de Estados Unidos recibió el miércoles un nuevo espaldarazo de los países de la Celac en boca de su presidente de turno, el ecuatoriano Rafael Correa, que también se felicitó del diálogo con Washington, “un triunfo de la dignidad y la soberanía del pueblo cubano”.

“Queda por extirpar el inhumano bloqueo y la devolución del territorio ocupado de Guantánamo, uno de esos resabios del colonialismo en nuestra América”, afirmó en su discurso de apertura, en referencia al territorio de la isla donde Estados Unidos sigue teniendo una base y una prisión militar de alta seguridad, donde alberga a presos acusados de terrorismo.

En las últimas semanas, los europeos también han expresado su “irritación” por el bloqueo, la expresión que utilizó el presidente francés François Hollande en su histórica visita a la isla en mayo.

El embargo estadounidense, instaurado por John F. Kennedy en 1962, se reforzó en 1996 con la llamada ley Helms-Burton, que prevé sanciones a empresas no estadounidenses que comerciaran con La Habana y que Bruselas denuncia como contraria a los acuerdos dentro de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Derechos humanos y “posición común”

En Europa, las relaciones con Cuba están marcadas por la llamada “posición común” de la UE de 1996, impulsada por el entonces jefe del gobierno español José María Aznar, y que desde entonces supedita el diálogo bilateral a los avances en la isla en materia de derechos humanos y libertades.

En abril de 2014, La Habana y Bruselas empezaron a negociar para poner fin a esa “posición común” y alcanzar con la UE un Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación, que incluye aspectos comerciales y de cooperación pero también la espinosa cuestión de los derechos humanos.

La reunión bilateral del 15 y 16 de junio será la cuarta ronda de contactos en este sentido. El acercamiento histórico que empezó en diciembre entre Estados Unidos y Cuba podría ofrecer un nuevo impulso a las negociaciones con los europeos, que no quieren quedarse rezagados ante el avance del diálogo con Washington.

En una visita a Bruselas a finales de abril, el canciller cubano Bruno Rodríguez aseguró que había “progresos” aunque reconoció que existen todavía “áreas de profundas discrepancias”.

La UE apuesta por su parte a lo que llama un “diálogo estructurado” sobre derechos humanos, una manera de separar esta cuestión del resto y avanzar más rápido en la conclusión de un acuerdo global.