Intensos enfrentamientos entre tropas rivales de Burundi estallaron el jueves en la capital, Buyumbura, un día después de que un general lanzara un golpe de Estado contra el presidente de este país de África central, Pierre Nkurunziza.

Fuentes militares y testigos afirmaron que las tropas leales al presidente estaban tratando de repeler un ataque contra el complejo de la radio y la televisión estatales.

El presidente estaba en la vecina Tanzania cuando el golpe fue declarado y permanece allí en una ubicación secreta de Dar es Salaam, indicaron oficiales tanzanos.

Periodistas de AFP reportaron que durante la noche se escuchó el ruido de armas automáticas y explosiones que fueron aumentando hasta el amanecer.

“Controlamos virtualmente toda la ciudad. los soldados que están siendo desplazados están en nuestro bando”, dijo a AFP el portavoz de los militares golpistas, Venon Ndabaneze, a media mañana.

El complejo de los medios estatales fue atacado a primera hora de la mañana después de que el jefe de las fuerzas armadas de Burundi utilizara la radio para anunciar que el golpe, lanzado por el exjefe de los servicios de inteligencia Godefroid Nyombare, había fracasado.

Las sedes de otros medios de comunicación independientes, como la Radio Pública África, también fueron atacados por combatientes partidarios del presidente.

El intento de golpe llegó tras semanas de protestas por la intención del presidente a presentarse a un controvertido tercer mandato.

La oposición y grupos de defensa de derechos civiles insisten en que esta candidatura es insconstitucional, pues Nkurunziza ha sido presidente en durante dos legislaturas, desde 2005.

El presidente, sin embargo, argumenta que su primer mandato no cuenta pues fue elegido por el parlamento y no directamente por el pueblo.

Más de 22 personas han muerto y las cifras de heridos aumentan desde finales de abril, cuando el partido burundés CNND-FDD, en el poder, nombró a Nkurunziza candidato para una reelección en los comicios del 26 de junio.

Más de 50.000 burundeses han huido a países vecinos en las últimas semanas y Naciones Unidas se prepara para la llegada de miles de refugiados más.

La ONU pide calma

Mientras tanto, el presidente Nkurunziza sigue en Tanzania, donde estaba cuando se anunció el golpe de Estado. Intentó regresar a Burundi pero se quedó bloqueado en el país vecino, después de que sus oponentes se hicieran con el control del aeropuerto y ordenaran el cierre de las fronteras.

Un corresponsal de AFP confirmó que el aeropuerto de la capital burundesa estaba en manos de las fuerzas golpistas.

“Está en Dar es Salaam, no podemos decir dónde”, confirmó a AFP un oficial de seguridad del presidente de Tanzania.

Por su parte, Washington instó a los burundeses a “deponer las armas, poner fin a la violencia y dar muestras de moderación”, mientras que la Unión Europea advirtió que era “esencial que la situación no quede fuera de control”.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, hizo un llamado urgente a la calma, mientras que el Consejo de Seguridad informó que mantendría una reunión de emergencia el jueves.

Al anunciar el golpe de Estado, Nyombare señaló que él no pretendía tomar el poder, sino formar un “comité para la restauración de la armonía nacional” y trabajar para la “reanudación del proceso electoral en un ambiente pacífico y justo”.

Nyombare, una figura muy respetada, fue destituido en febrero después de haber desaconsejado a Nkurunziza que se presentara a las elecciones.

El Tribunal Constitucional de Burundi declaró legal su candidatura a un tercer mandato, aunque uno de los jueces abandonó el país y aseguró que los miembros del tribunal eran objeto de amenazas de muerte.