La Democracia Cristiana y el Partido Socialista aseguraron que sus diferencias no son de carácter institucional y se circunscriben a sus bancadas de diputados.

Dos votaciones en la Cámara de Diputados, bastaron para tensionar las relaciones entre la Democracia Cristiana y el Partido Socialista.

Primero, fue la fallida constitución de una comisión investigadora por el caso Kodama, frustrada por la ausencia de congresistas del PS, y después el rechazo de estos al proyecto que crea la Superintendecia y la Agencia de Calidad de la Educación.

Ambas cosas gatillaron una dura reacción de la DC y llevó a su bancada a suspender un almuerzo que sostendrían con sus aliados este martes.

El vicepresidente de la Democracia Cristiana, Fuad Chaín, precisó que el problema se circunscribe sólo a las bancadas y no da cuenta de una crisis institucional entre ambas colectividades.

Sin embargo, aseguró que actitudes como la de los diputados socialistas atentan con los esfuerzos por articular la oposición al Gobierno.

Por su parte, el vicepresidente del Partido Socialista, Marcelo Díaz, llamó a no dramatizar la polémica y se mostró seguro de que, dentro de los próximos días, la relación volverá a su cauce normal.

El parlamentario dijo que la Democracia Cristiana debe entender que ser coalición opositora no significa que sus partidos no puedan mantener diferencias en algunos temas.

La abortada reunión de las bancadas de diputados de la DC y el PS, que se iba realizar el martes pasado, podría concretarse la primera semana de mayo.