Militantes ecologistas anunciaron el lunes el inicio de una huelga de hambre para reclamar el cierre de la central nuclear de Fessenheim (noreste), la instalación nuclear más antigua de Francia, uno de los países con mayor desarrollo del sector nuclear civil.

“Pedimos el cierre de Fessenheim, la central nuclear más antigua, construida en una zona sísmica al pie del gran canal del Rin al punto de correr el riesgo de una inundación”, explicó uno de los militantes, Jean Pierre Frick, en rueda deprensa en Colmar, en la región francesa de Alsacia.

La central nuclear de Fessenheim, ubicada cerca de las fronteras con Suiza y Alemania, entró en servicio en 1977. La presión de los ecologistas para obtener su cierre definitivo aumentó luego del accidente nuclear en la planta de Fukushima, a raíz del sismo y el devastador tsunami del 11 de marzo pasado.

Francia, que según su presidente conservador Nicolas Sarkozy “es el país con el sector nuclear más seguro” cuenta con 19 centrales y 58 reactores que le suministran el 75% de la energía que consume.

“Fessenheim es la más antigua, pero como las otras ha sido modernizada de forma permanente”, afirmó el lunes en una entrevista publicada por el diario Le Figaro (derecha), Henri Proglio, presidente del grupo público Electricidad de Francia (EDF), que gestiona el parque nuclear francés.

Según Proglio el estado de las centrales nucleares francesas, Fessenheim incluida, “es excelente”.

La huelga de hambre de los militantes ecologistas -que durará 366 días por lo menos y en la cual se turnarán tres hombres y una mujer- coincide con la inspección del decenio del reactor número 2, al término de la cual, la Autoridad de Seguridad Nuclear (ASN) debe autorizar o no que siga en actividad en los próximos diez años.

Días después del accidente de Fukushima, el gobierno francés anunció que “controlará todas sus centrales”.

Los ecologistas franceses afirman que el mayor problema de los reactores franceses es su antiguedad, pues la mayoría funciona desde hace 30 años.