Un movimiento ciudadano llamó a escribir en el voto -además de la preferencia presidencial- Asamblea Constituyente para presionar de ese modo a las autoridades políticas para que promuevan una nueva ley fundamental, tal como lo hicieron en la elección municipal del año pasado, aunque esta vez advierten que demandarán a quienes anulen esos votos válidamente emitidos.

Tan simple como escribir AC o Asamblea Constituyente junto a la papeleta de votación. De ese modo el 11 de marzo de 1990 un movimiento ciudadano que comenzó a tomar fuerza por todo Colombia, logró que cerca de 2 millones de personas ejercieran la presión suficiente para instalar el tema en la agenda política de las elecciones presidenciales que se realizaron 50 días después y a los 5 meses de asumido el nuevo Ejecutivo el país sudamericano tuvo una nueva Constitución.

Con ese ejemplo un grupo transversal de personas, que se apresuran en decir que no adhieren a una candidatura ni a un partido político, pretende que en Chile se forme, tal como ya ha ocurrido en muchos otros países latinoamericanos, una asamblea constituyente.

Uno de los impulsores del Comité de Iniciativa por una Asamblea Constituyente, el abogado de Derechos Humanos, Roberto Garretón, llamó a la ciudadanía a exigir a las autoridades políticas a tener una Constitución verdaderamente democrática, que emane de la gente.

Gustavo Ruz, otro de los integrantes del movimiento, enfatizó que el voto si tiene marcada una clara preferencia por uno de los candidatos presidenciales y además lleva las palabras Asamblea Constituyente debe ser contado como objetado, pero en ningún caso puede ser anulado.

Los dirigentes del movimiento anunciaron que para segunda vuelta redoblarán sus esfuerzos y durante el período entre uno y otro acto eleccionario realizarán múltiples campañas como marchas, manifestaciones y plebiscitos vecinales.