El amor de pareja es un vínculo tan especial y único, que para lo que unos resulta “extraño” dentro del noviazgo, para otros es considerado como el ingrediente esencial que a diario le otorga un sabor diferente al compromiso.

En ese escenario cargado de variedades surgen diferentes comportamientos que vienen a fortalecer estas uniones. Si bien en el ámbito sexual predominan ciertas conductas un tanto particulares, en el contexto amoroso destacan los apodos, un concepto que se ha tomado las relaciones de pareja, dándole un toque especial al noviazgo.

Y entonces surge la pregunta ¿Por qué las parejas usan apodos en sus relaciones?.
Teniendo en consideración la evolución que va teniendo cada relación tras el enamoramiento, el uso de sobrenombres se entiende como una construcción de significados que realizan los miembros de la pareja con el objetivo de diferenciarse de otro tipo de relaciones.

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Del mismo modo, nombrar a la persona de una manera diferente es una técnica que sirve para visualizar al otro como alguien “especial”, donde este nuevo nombre es utilizado como una expresión de “amor y cariño”.

“Razón por la que actualmente no es extraño oír que un sinnúmero de parejas usa conceptos tan particulares para llamarse entre ellos, donde las palabras más comunes suelen ser diminutivos de nombres propios o términos que denotan explícitamente una expresión de afecto, como “mi amor”, “mi vida”, “tesoro” “rey”o “reina”, sostuvo Fabiola Valenzuela Andrighi, psicóloga clínica y terapeuta familiar y de parejas

Asimismo existen aquellos que hacen alguna alusión a aspectos físicos del otro, pese a que muchas veces no se condice con la realidad, como por ejemplo, “gorda” (ita),” gordo”(ito), “guatón”, “guatona”, “mi flaca”, “chiquitita”, etc.

Del mismo modo se puede observar el uso de palabras que se relacionan con animales, donde resaltan: “chanchito”, “gatita”, “pulguita”, “cachorrita”., y también aquellos que apuntan a algún tipo de relación vincular como “papá”, “mamá”, “hijo”(ito), “Hija” (ita).

Pero se debe tener en cuenta que tal “nombre” nunca es utilizado al azar, ya que siempre tras este tipo de conceptos existe un trasfondo, y en la mayoría de los compromisos nacen como un efectivo método para estrechar la relación, favoreciendo con ello el apego, especialmente en las primeras etapas.

“En otras palabras, otorgar un apodo es una clara demostración de amor o un afecto genuino al otro, uno que lo haga sentir diferente del resto de la personas con quienes se vincula a diario”, destacó la profesional.

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Pero hay que tener en cuenta que acudir a este tipo de términos tiene sus limitaciones, ya que lo normal de los apodos es que sólo se utilicen en un contexto de intimidad, es decir, cuando la pareja se encuentra sola o en círculos sociales cercanos. Sin embargo, hay excepciones en que su uso dependerá exclusivamente de los códigos o acuerdos a los que los miembros de la pareja opten.

En este contexto, la experta en terapia de parejas sostiene que como los apodos son un mecanismo para hacer sentir especial al otro y un excelente método para el fortalecimiento de la relación, no sería adecuado utilizarlos en contextos públicos que exijan una mayor seriedad o solemnidad, como por ejemplo en el ámbito laboral, puesto que su uso en este campo podría acarrear problemas de pareja y un gran conflicto en la relación.

Pero usted se ha preguntado, ¿qué pasaría si el apodo que le digo a mi pareja no es de su total agrado? Como todos los aspectos que involucra una relación de pareja, se entiende que en la utilización de estos conceptos deberían existir acuerdos mutuos, muchas veces implícitos entre sus miembros, por lo que, si a alguno de ellos no les gusta este nuevo “nombre”, más allá de fortalecer el vínculo puede transformarse en un foco de conflictos y discusión constante, siendo necesario dejar de usarlo o cambiarlo por uno donde nadie salga afectado.

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Por eso es vital dar con el término perfecto, ese que haga sentir bien a la pareja y envuelva todo lo que esa persona significa para nosotros. Para que eso pase, la especialista indicó que la comunicación es vital a la hora de comenzar a utilizar un apodo en la intimidad, nombre que debe ser de agrado de la otra persona, hacerle sentido y ser un método que demuestre el afecto que existe dentro del compromiso.

De acuerdo a lo anterior, lo ideal es negociar aquellos apodos que se quieran utilizar, dándoles un significado en que ambos miembros de la pareja se sientan identificados y a gusto. Del mismo modo, si dentro de la relación escasean estos términos, no es una señal que algo anda mal, pues que no existan los apodos no significa que el vínculo no sea fuerte y estrecho, sino que son solo diferentes formas de demostrar el amor.

Teniendo esto en cuenta, posiblemente ahora estés pensando en el apodo más apropiado para tu pareja, ese que además de hacerle sentido, involucre todo lo que sientes por esa persona y a la vez la transforme en lo más importante de tu vida.